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Los sueños son el camino principal para acceder a los contenidos inconscientes, ya que suelen ser símbolos cuyos significados proceden de un trastorno emotivo en el que se encuentran implicados los complejos, que son los centros sensibles de la psique que se movilizan frente a cualquier estímulo o perturbación externa.

Los sueños tienen la intención de transmitir algo difícil de descifrar, porque no tienen la misma dinámica de los acontecimientos del estado de vigilia, ya que las dimensiones de tiempo y espacio son diferentes.

Para Freud algunos sueños expresan alegóricamente los deseos sexuales, pero Jung piensa que pueden contener un mensaje diferente.

Jung considera que existen muchos símbolos sexuales; y el hecho que una persona elija uno símbolo y no otro, debe tener también un profundo significado.

Por esta razón, decide poner énfasis en el contenido total del sueño, o sea a su descripción íntegra, aunque al soñante le resulte por demás repulsiva o falsa.

Todas las cosas que nos ocurren permanecen en el inconsciente aunque las olvidemos conscientemente.

Jung nos cuenta el caso de una paciente que fue internada en la clínica en completo estado de estupor. Al día siguiente, cuando recobró la conciencia, sabía quién era pero no sabía cómo había llegado hasta allí.

Sin embargo, en estado de hipnosis, recordó todos los detalles de lo que le había pasado, su internación en la clínica, la hora que registraba el reloj de la entrada, y quien la había admitido. O sea que su memoria era perfecta bajo hipnosis.

Jung descubre que el inconsciente no solamente contiene experiencias del pasado sino que también contiene gérmenes de futuras ideas creativas y pensamientos nuevos que antes no fueron conscientes.

Considera que surgen de las profundidades de la mente y forman parte importante de la psique.

Esto se puede observar en la vida cotidiana donde los problemas se pueden resolver algunas veces de la forma más sorprendente y también en la historia de la ciencia.

Las investigaciones de Jung sobre los sueños lo convencieron que las asociaciones e imágenes que aparecen en ellos son parte del inconsciente y no “remanentes arcaicos” de etapas tempranas del desarrollo individual, que se pueden observar en cualquier persona, independientemente de su cultura, educación, inteligencia o aptitudes personales.

Estas asociaciones históricas representan la conexión entre el mundo consciente y el mundo del instinto.

La función de los sueños en general es tratar de recuperar el equilibrio psicológico, compensando las deficiencias de la personalidad y advirtiendo de los riesgos de la vida presente.

Por esta razón es importante prestarles atención para evitar accidentes de toda índole.

Los sueños por lo tanto pueden anunciarnos acontecimientos que aún no han ocurrido pero que pueden llegar a ocurrir. Pero no se trata de precognición ni de algo milagroso sino del verdadero conocimiento de lo que nos puede pasar si continuamos cometiendo errores o sometiéndonos a riesgos, información que en la vida consciente no registramos.

Los sueños se originan en nuestra propia naturaleza más que humana que está representada más en la sabiduría de la mitología y las leyendas que en la consciencia del hombre moderno, que ha perdido sus instintos.

Este instinto es el que desempeña un rol vital en la función compensadora de los sueños.

Cuanto más conectados estén el consciente y el inconsciente mayor será la salud psíquica. Los símbolos de los sueños son los mensajes de nuestra parte de la mente instintiva a nuestra parte de la mente racional.