AUTOESTIMA

jueves, 11 de marzo de 2010

CURACION DE LA CEGUERA INTERIOR



Desde una perspectiva psicológica, Jung veía en la imagen de Jesús una de las más elevadas manifestaciones del Arquetipo del Self (Sí-Mismo); veía en él un representante de la integración de los opuestos... en suma, de lo divino y humano. Y respecto del Arquetipo de la Sombra (en sus dos dimensiones: personal y colectiva), es opuesta a la "claridad de la consciencia"; la Sombra crece cuando crece la unilateralidad de la consciencia siempre que el sujeto se identifica con aspectos parciales de la personalidad. Es así que el Sí-Mismo es la meta del trabajo psico-espiritual de la integración de los opuestos Masculino-Femenino (Ánimus-Ánima) y todo lo que alberga la Sombra: aspectos negativos y también positivos dejados de lado, latentes, que esperan ser incorporados en el Self para alcanzar integración y equilibrio del psiquismo.



El proceso de integración de la Sombra bien puede verse representado en un antiguo relato cristiano, en el que Jesús, representante del Self, devuelve la vista al ciego de Betsaida:

«Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara. El tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: "¿Ves algo?". El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: "Veo hombres, como si fueran árboles que caminan". Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad» [Marcos 8,22-26].

Los textos antiguos están llenos de alusiones metafóricas a la transformación interior. En este breve relato sapiencial -desde el punto de vista de la psicología transpersonal- encontramos representado el proceso de integración de la propia sombra. El ciego de Betsaida simboliza al hombre que se identificó con aspectos parciales y fue incapaz de ver su propia "Totalidad", y por tanto se volvió ciego, y su psiquismo pasó a moverse -al igual que sus pasos- en el terreno de la Sombra. En la clínica contemporánea se advierte la gran sed que tienen los hombres y las mujeres de volver a ver la Totalidad de Sí-Mismo, de salir del terreno sombrío de la fragmentación y de la parcialidad en todas sus formas, para re-conectarse con la profundidad de aquella corriente interior en la que se integra nuestra dimensión carnal (espacio-temporal) con nuestra dimensión espiritual (luz interior, lo divino en nosotros, la trascendencia, el "Sentido del Ser").

Haciendo una hermenéutica psico-espiritual, este relato nos marca algunos puntos fundamentales a tener en cuenta en el proceso de integración:

Al traerle al ciego, "le rogaban que lo tocara": esto quiere decir que para alcanzar la integración de la Sombra y ampliar la consciencia es necesario que el sujeto en su trabajo interior tome contacto con su Sí-Mismo (representado en Jesús). El Self aparece, por ejemplo, en sueños representado en figuras manálicas (circulares); los budistas meditan frente a mandalas (círculos sagrados) pintados por ellos mismos y utilizados para centrar atención interior hacia la Totalidad-Unidad...

Lo tomó de la mano y "lo condujo fuera del pueblo": es necesario dejarnos conducir por nuestro Self, por nuestro Maestro Interior, y dejar a un lado las preocupaciones cotidianas (el pueblo) y dedicar ciertos momentos para tomar contacto con nuestro propio Centro, ya en la psicoterapia, ya en la meditación u otras prácticas de integración...

Jesús pone su "saliva" en los ojos del ciego y le impone sus "manos" dos veces: esto quiere decir que la fuerza de la sanación-integración (imposición de manos) viene del interior (saliva) del propio sujeto, de su Sí-Mismo (Jesús). Como los místicos de todos los tiempos lo advirtieron: la llave, el tesoro, la fuente de la salud y la integración no está fuera, sino dentro...

• Ahora bien, ¿por qué el ciego no ve inmediatamente? ¿Por qué Jesús tuvo que repetir la operación milagrosa? Aquí hay un punto muy importante: la sanación y la integración es siempre un "proceso". Es necesario repetir siempre aquello que nos hace bien, es menester perseverar en lo que nos sana, no abandonar aquello que nos integra. En el proceso de sanación e integración, cada uno va descubriendo cuáles son las cosas que nos hacen bien, que nos ayudan a progresar, a sanar, a integrar (y las que nos otorgan efecto contrario). La presunción es un enemigo mortal. Es necesario perseverar en la práctica de aquello que nos sana e integra.

Un camino hacia la integración de la Sombra personal es la psicoterapia. Otro camino es el arte. Otro, perfectamente complementario con los anteriores, es la espiritualidad en cualesquiera de sus formas. La meta siempre es alcanzar la capacidad de volver a ver, de recuperar el Sentido del Ser, de acercarnos al Sí-Mismo (Totalidad) que mora en el misterio de nuestro interior.


En fin, lo que vale para la integración personal, también vale -con las debidas salvedades- para la integración de la humanidad toda. La Sombra y la ceguera no son exclusivas del individuo sino también de pueblos y naciones enteras. Pero antes de empezar el proceso es necesario tomar conciencia de que se está "ciego" y sobre todo de "querer ver".
Pero, ¿queremos ver?

Marcelo Aguirre

Miembro del Foro Psicología y espiritualidad del que somos partícipes.

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