El sonrojo excesivo primario suele centrarse en el rostro y se debe a una inapropiada vasocompresión de los vasos sanguíneos faciales. Igual que la hiperhidrosis primaria produce limitaciones en las relaciones sociales o en la elección de trabajos, pudiendo derivar en una fobia social.
El segundo caso en que se dan estos dos síntomas es en la fobia social. En este trastorno se experimenta un aumento de la ansiedad ante situaciones sociales con personas extrañas o donde es posible ser evaluado. Se teme actuar de un modo humillante o embarazoso. Al desencadenarse el sistema de alerta (la ansiedad) se producen una serie de síntomas físicos como el temblor, las palpitaciones, la sudoración excesiva y el rubor facial (sonrojo). En este trastorno, como se puede apreciar, estos dos síntomas son sólo parte del problema Si bien es cierto que un cierto número de pacientes con fobia social, tienen como principales síntomas el rubor y la sudoración, estos no llegan a los extremos del trastorno médico. Aunque a estos pacientes les pueda parecer lo más preocupante, el verdadero problema es su preocupación. Y es que en la fobia social con predominancia de estos síntomas, los factores que tienen más importancia son la atención excesiva a las sensaciones internas (como ocurre con la hipocondría o con el pánico), las atribuciones que se hacen de éstas y el intento, inútil, de controlarlas.
Como son signos claramente visibles por los demás, la persona se observa a sí misma como si fuera un observador externo. Pero, por supuesto, tiene más información sobre sus reacciones de la que podría tener cualquier otro observador ajeno. Así no es extraño que estas personas aprecien más sudoración y sonrojo, y de más intensidad, que lo que observadores externos puedan percibir.
Además, el centrarse en sus propias reacciones hace que estén menos atentos a las situaciones sociales en que están interactuando. Esto, claramente empeora su rendimiento y tiende a mantener las atribuciones que hacen sobre su propia incapacidad y debilidad. Estás atribuciones o interpretaciones consisten en ver esos síntomas y la mala actuación frente a la gente (p. ej. no enterarse del tema de conversación, hablar muy bajo, “atrancarse”...) como un señal clara y inequívoca de falta de valía personal, de debilidad, y una comprobación de su sentimiento de inferioridad. Detrás de estas atribuciones suele haber una autoestima resentida, una gran susceptibilidad al rechazo y una dificultad para autoafirmarse.
Otro aspecto típico de la fobia social es un tipo de afrontamiento de los problemas, llamado inhibición conductual. Cosiste en no realizar ninguna conducta (pasividad) pese a estar padeciendo una gran ansiedad reflejada en los distintos síntomas físicos. Este tipo de comportamiento tiene un claro componente genético, pero también implica aspectos aprendidos a lo largo de la vida de la persona. Contrariamente, la expresión espontánea de emociones se relaciona con una menor proporción de síntomas fisiológicos. Este comportamiento, más saludable, suele formar parte de programas de entrenamiento en habilidades sociales y emocionales, que resultan bastante beneficiosos para personas que padecen fobia social.
Los tratamientos para la fobia social, y más en concreto para la fobia social donde la principal preocupación son el sonrojo y la sudoración, son farmacológicos y psicológicos.
Respecto a los tratamientos psicológicos, aquellos que han demostrado su eficacia para la fobia social, y, en especial, para la fobia social cuyo principal temor es la sudoración excesiva y el sonrojo son:
- la terapia racional emotiva: que trabaja con los pensamientos y las atribuciones mediante el diálogo socrático y la realización de experimentos conductuales para rebatir las creencias erróneas. Los síntomas físicos se acrecienntan en gran medida por la forma en que los interpretamos, por lo que al actuar eficazmente sobre los pensamientos, suelen disminuir.
- Exposición a las situaciones temidas: enfocando la atención en la situación y en los individuos implicados, para que así haya una mejora en la actuación, un aumento de la autoestima y una comprobación de las características reales de estas situaciones y de las personas implicadas. Es menos efectiva si en el momento de exponerse a estas situaciones no aparecen los síntomas temidos, por eso se suele usar acompañada de técnicas cognitivas.
- Intención paradójica: sirve para romper la angustiante relación que se mantiene con los síntomas fisiológicos y las correspondientes atribuciones de amenaza y angustia.
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