Existen cuatro cualidades diferentes entre los que estudian:
· El que se impregna.
· El que transfiere.
· El que retiene.
· El que filtra.
El que se impregna, almacena todo: se asemeja a una esponja, la cual se impregna de todo líquido con el que toma contacto, ya sea límpido o turbio. Un alumno de estas características incorpora todo lo que escucha sin discernir entre lo correcto o erróneo.
El que transfiere, incorpora por aquí, y lo arroja por allí: se asemeja a un embudo, todo lo que se le ingresa por aquí, por el orificio superior, es transferido a un recipiente que se encuentra abajo por allí, el orificio inferior. Un alumno de estas características olvida rápidamente lo que aprendió, no reteniendo prácticamente ninguna enseñaza en su interior.
El que retiene, extrae el vino y expulsa las barrazas: se asemeja a un cedazo, que retiene las barrazas y deja pasar el vino. Un alumno de este tipo retiene lo que es accesorio y deja escapar lo trascendental e importante.
El que filtra, libera el polvillo y retiene la harina: este tipo de alumno discierne entre lo correcto y lo incorrecto, seleccionando perfectamente lo que debe ser incorporado a su mente como válido y certero.
El criterio de discernimiento es muy importante para la vida. No hemos de creernos todo lo que nos cuentan. El arte del discernimiento es necesario para adquirir sabiduría.
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