AUTOESTIMA

lunes, 15 de febrero de 2010

¿ES CONTAGIOSA LA FELICIDAD?


La felicidad está siendo cada vez más reconocida como un componente importante de la salud del individuo y, de hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) está teniendo en cuenta de manera creciente dicho factor en sus evaluaciones sobre la salud. La felicidad está determinada por un conjunto complejo de factores voluntarios e involuntarios. Este sentimiento universal ha sido estudiado por investigaciones en campos tan diversos como la medicina, la economía, las neurociencias, la psicología o la biología evolutiva. Estas diferentes investigaciones han identificado un amplio rango de estímulos que producen felicidad (o infelicidad), entre los que se incluyen sucesos típicos que cualquiera podríamos imaginar como positivos o negativos, como ganar un premio, sufrir un divorcio o una enfermedad, etc. Sin embargo, estos estudios no han evaluado un posible factor clave determinante de la felicidad humana: cómo nos afecta la felicidad de los otros.

Los estados emocionales pueden ser transmitidos directamente de un individuo a otro por mimetismo o “contagio emocional”, por la copia de respuestas corporales emocionalmente relevantes, en concreto por la imitación de expresiones faciales observadas en los otros. Esta “transmisión de felicidad” persona a persona se ha estudiado y confirmado en numerosos estudios previos, pero poco se sabe sobre si la felicidad se transmite dentro de grupos sociales. El estudio que comentaremos en este artículo se centró en este aspecto, especialmente en si la felicidad no sólo se transmite a través de relaciones directas (amigos), sino también indirectas (amigos de amigos) y si existe algún factor geográfico o temporal que module la transmisión de este sentimiento en grupos sociales más grandes.

Metodología del estudio

Se evaluaron 4.739 personas durante 20 años (de 1983 a 2003). Los participantes del estudio pertenecen a la famosa cohorte de personas de Framingham (Massachusetts) que inicialmente se utilizó para un importante estudio sobre factores cardiológicos (de hecho el llamado “estudio de Framingham” estableció los actualmente de sobra conocidos factores de riesgo cardiovasculares y marcó un hito en la historia de la medicina). Además de evaluar estos factores relacionados con la salud del corazón, a esta muestra también se les realizaron otros estudios, como el que presentamos aquí. Los participantes del estudio acudían de manera periódica al centro donde se realizaba este estudio, y allí se recogían los datos clínicos, se realizaban las entrevistas y, en el caso de estudios como el cardiológico, se recogían analíticas o se realizaban exploraciones o pruebas.

Los investigadores escogieron a los participantes del estudio como el núcleo de personas en estudio, y a sus amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc. como sus redes sociales. Estos miembros de las consideradas “redes sociales” fueron contactados cada 2 años para realizar un seguimiento. Se detectaron finalmente a 53.228 miembros de las redes sociales de los iniciales 4.739 participantes del estudio.

CY la pregunta clave que sin duda el lector se estará preguntando es: ¿cómo midieron los autores del estudio la felicidad? La felicidad fue considerada como un conjunto de emociones positivas experimentadas. Para mesurar esto se utilizó una escala estandarizada compuesta por cuatro cuestiones que evaluaban mediante preguntas directas al participante si había experimentado una serie de emociones o sentimientos durante la semana previa. Los sentimientos experimentados durante la semana previa que se preguntaban eran: “Me he sentido esperanzado sobre el futuro”, “He sido feliz”, “He disfrutado la vida”, “Me he sentido tan bueno y capaz como otras personas”. Estas cuestiones pertenecen a una escala más amplia (CES-D) que ha sido reconocida como válida y fiable para evaluar emociones positivas. Los autores equipararon estas emociones positivas al concepto de felicidad. Definieron, por tanto, la felicidad como una puntuación máxima en las cuatro cuestiones mencionadas anteriormente. Las puntuaciones variaban entre cero (raramente lo he experimentado) y 3 (lo he experimentado la mayoría del tiempo).

Los resultados del estudio mostraron que las personas felices tendían a estar conectados los unos a los otros. De hecho una persona tiene un 15.3% más de probabilidad de estar feliz si está conectada directamente con otras personas. En otras palabras, la soledad aumenta la infelicidad. Y se pudo comprobar que en este factor no solo influía el número de vínculos directos, sino también el de indirectos (personas no tan allegadas). También se observó que cada persona feliz vinculada a un participante del estudio aumentaba la probabilidad de experimentar felicidad por parte de dicho participante y que, en cambio, las personas no felices tenían muy poco o nulo efecto sobre la felicidad del participante.

Otro resultado interesante del estudio fue que se identificó como el principal determinante de la felicidad de una persona el haber experimentado felicidad en el periodo previo. Es decir, los individuos que en un periodo determinado del seguimiento estaban felices, tenían 3 veces más de probabilidad de estar felices en el siguiente periodo de seguimiento del estudio.

En la figura 1 hemos resumido los principales datos que ya se conocían y se habían estudiado sobre la felicidad y los que aporta el estudio que estamos comentando.

Así pues, aunque existen muchos y variados determinantes de la felicidad que dependen del individuo, podemos concluir que también influye de manera importante el que el individuo esté rodeado de personas felices. Con esta conclusión importante se demuestra que la felicidad no es meramente una experiencia individual o que depende de una decisión personal, si no que también es producto del sentimiento compartido y “contagiado” de un grupo de personas vinculadas.

Desde un punto de vista evolutivo y que nos ayuda a comprender la importancia del ser humano como individuo social, es interesante resaltar que tanto este estudio como muchos previos demuestran que las emociones tienen un rol social capital, ya que cuando los seres humanos experimentan emociones (del tipo que sean) tienden a mostrarlas. Así como la risa y la sonrisa, la felicidad puede tener un papel muy importante a nivel evolutivo, fomentando los vínculos sociales mediante la producción de sentimientos placenteros análogos, lo que refuerza el vínculo y la perpetuación de dicha relación social.

Los datos que aporta el estudio presentado

La felicidad es un fenómeno que se transmite por conexiones sociales, agrupándose en conjuntos de personas que se extiende hasta los amigos de los amigos (es decir, no relaciones directas).

La felicidad se extiende a lo largo de diferentes tipos de vínculos sociales (familia, vecinos, compañeros de trabajo, etc.).

Las características de las redes sociales predicen de manera independiente las personas que serán felices en el futuro.

(es decir, no relaciones directas).

La felicidad se extiende a lo largo de diferentes tipos de vínculos sociales (familia, vecinos, compañeros de trabajo, etc.).

Las características de las redes sociales predicen de manera independiente las personas que serán felices en el futuro.

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