El boldo (Peamus Boldus)
Estimula y protege el buen funcionamiento del hígado y de la vesícula biliar.
El boldo es un arbusto originario de Chile, el país de mayor producción, mide entre 3 y 6 metros de altura y puede alcanzar hasta 8 metros. Son las hojas del boldo, que despiden un olor muy aromático, la parte del arbusto que se usa con fines medicinales.
El boldo se cosecha durante los meses de diciembre a marzo, verano en Chile e invierno en nuestro país. Una vez recolectadas, las hojas se secan, se limpian y se tornan quebradizas por lo que se han de envasar con suma delicadeza para su comercialización y exportación posterior.
Propiedades e indicaciones: Se han aislado hasta 20 alcaloides, considerados los principios activos de las hojas del boldo, entre los que destaca la boldina (abundante también en la corteza del arbusto). Contiene aceite esencial, flavonoides y taninos. Todas estas sustancias confieren la acción digestiva y protectora hepática, tan eficaz a las hojas de boldo. La boldina, por su parte, sobresale por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y fungicidas, y en parte le da el sabor amargo característico a la planta e intensa fragancia, que puede trasmitir a la orina si se toma durante un tiempo prolongado.
Dado el contenido en sustancias con acción aperitiva, colerética y colagoga, el empleo de hojas de boldo se usa con notable eficacia para tratar dispepsias, trastornos gastrointestinales leves (flatulencia, aerofagia...) y disfunciones hepatobiliares menores como insuficiencia hepática (hígado y vesícula perezosos), hepatitis, estreñimiento y migrañas provocadas por malas digestiones.
El consumo de boldo estimula la producción de bilis (puede duplicar el flujo de la bilis) y la salida del fluido desde la vesícula, lo cual favorece la digestión y combate los síntomas derivados de un mal funcionamiento del hígado o de la vesícula (flatulencia y espasmos intestinales).
No obstante, a pesar de que los preparados de boldo son beneficiosos para conseguir una buena función hepática, no hay que abusar de su ingestión ni tomarlo sin prescripción o supervisión médica. Conviene que el tratamiento con boldo no supere las cuatro semanas y no se superen las dosis recomendadas, pues se han observado casos de intoxicación.
Contraindicaciones:
El consumo de boldo en sus diferentes formas está contraindicado en caso de obstrucción de las vías biliares y enfermedades hepáticas graves, ya que en estos casos, es aconsejable el reposo digestivo. Por la presencia de alcaloides, no debe tomarse durante el embarazo, la lactancia y en la niñez.
Plantas con las que combina:
Por su acción colagoga y colerética combina perfectamente con la alcachofa, cardamomo, jengibre y romero.
Las propiedades digestivas se acentúan si se combina con plantas como hierba Luisa, diente de león, manzanilla, menta, genciana, alcachofera, achicoria, cardo mariano e hinojo.
Formas de presentación:
La infusión de boldo es muy digestiva y repara el hígado y la vesícula. Para ello se pueden tomar solas las hojas de boldo en infusión o combinadas con otras plantas digestivas. Se disuelve una cucharada sopera de boldo o de mezcla de plantas en un medio vaso de agua que se deja en reposo toda la noche. Al día siguiente se añade unas gotas de limón. Antes de tomar el preparado, tomamos una cucharita de aceite de oliva para estimular el vaciamiento de la vesícula.
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