AUTOESTIMA

miércoles, 25 de enero de 2012

UNA BUENA LELICULA

 
 
Los descendientes

El director Alexander Payne, conocido por títulos como Entre copas o A propósito de Smith, vuelve al terreno del drama arropado entre sonrisas y ciertas dosis de ternura. En este caso, adapta un relato de Kaui Hart Hemmings, y cuenta la historia de un abogado, Matt King, económicamente muy desahogado, que vive con su familia en Hawai. Por un accidente náutico, su esposa Elizabeth queda en coma, y Matt debe ejercer de padre de familia, algo que no había hecho en su vida. Sus dos hijas, Alex y Scottie, no se lo pondrán demasiado fácil.
Este drama familiar, que combina con tiento melodrama y comedia, toca muchas cuerdas de interés, sin aspavientos y con contención. El film emociona sin ser lacrimógeno, y aunque no arriesga demasiado en sus propuestas, el resultado es sólido, aprovechable y valioso. El guión pone el dedo en la llaga del padre ausente, que es también marido ausente. La nueva situación le obliga a replantearse sus prioridades y a reinventarse como padre. Una niña compleja y una adolescente que tontea con el alcohol, las drogas y el sexo, son unos retos demasiado difíciles para un hombre que no ha educado en su vida. Pero con el tiempo llegará a encontrar en sus hijas sus mejores aliados. También hay una historia singular de acogida, ya que un impresentable amigo de Alex se incorpora a la vida familiar, y supone un contrapunto cómico que también sirve para representar un tipo de joven muy presente en la actualidad.
Es muy interesante el tema del perdón, en la película muy relacionado con el reconocimiento de los propios errores. Todo en la vida tiene consecuencias, y el mal cometido puede convertirse en una ocasión de bien. Al final, la reivindicación de la vida familiar resulta algo previsible y se resuelve de forma tópica: todos juntos viendo la televisión. Aun así, el film es positivo en sus propuestas de fondo. A la magnífica interpretación de George Clooney, se añade la actriz televisiva Shailene Woodley, que sorprende por la madurez de sus registros y su interpretación convincente de la hija mayor Alex.

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