AUTOESTIMA

martes, 12 de mayo de 2009

CONOCETE A TI MISMO


Esta máxima figuraba en el frontispicio del templo dedicado a Apolo en Delfos. Habitualmente está asociada a Sócrates, quien la habría adoptado como un principio de "su" filosofía. Sin embargo, esa máxima era bastante frecuente en pensadores anteriores a Sócrates y, además, era conocida en ámbitos diferentes al de la cultura helénica. ¿No va en este mismo pensamiento lo que se lee en "El libro del Tao": "Conocer a los demás, inteligencia; conocerse así mismo, iluminación"?. El que Sócrates asociara este imperativo a su enseñanza podría indicar simplemente que aquello que él enseñaba iba más allá de meros pensamientos individuales, y que era en el propio interior de los discípulos donde se encontraba la respuesta a sus preguntas.
Podría pensarse que la máxima tiene un significado psicológico e invita a buscar las características de uno. Sin excluir que ese sea uno de los campos de aplicación de ese principio, creo que es insuficiente reducirlo ahí. Eso podría satisfacer la pregunta "cómo soy", pero no nos respondería a la cuestión "qué soy". Las cualidades que podemos predicar de una cosa solamente cobran sentido si decimos de qué cosa se trata. Decir que "es rojo, de figura redondeada, tamaño medio, blando, etc.", sin referirlo a un tomate, una manzana, una pelota o cualquier otra cosa no tendría sentido.
Lo primero que muestra este imperativo a quien lo considera es su condición de mortal frente a Dios que es inmortal. La comprensión de esta condición le ayuda a descubrir cuál es su lugar en el conjunto de lo creado. Lo único que propiamente le pertenece es ese tiempo de su existencia, un tiempo limitado, origen a su vez de otras limitaciones.
El reconocimiento de la condición mortal facilita el prevenirse frente a la hybris, la soberbia que constantemente acecha al ser humano, haciéndole olvidar esa condición suya. Pero simultáneamente, el poderse reconocer así ante Dios muestra su naturaleza afín a la naturaleza divina. Aquello que el ser humano es viene definido por "ser capaz de relacionarse con lo distinto que él, como otro".
¿Cómo se me manifiesta lo que no soy yo como otro?. No como algo que responde a mi deseo, a mi afán de poseerlo, sea física o intelectualmente, sino como "lo que tiene en sí mismo su razón de ser". Se manifiesta amándolo. Si la noción de verdad, aletheia, comprende el significado de descubrir, retirar el velo que cubre la realidad permitiéndole salir a la luz, el amor, que purifica mis proyecciones sobre las cosas y sobre yo mismo, es una fuente de conocimiento.
El otro distinto de mí con el que puedo entrar en relación puede ser yo mismo, un semejante o la divinidad. Hay quien se experimenta con amor, aceptándose sin vanagloria, aceptan el amor que otros les dispensan, y, además, se sabe acogido por Aquel en cuya presencia siempre se mueve. Son espíritus sencillos, como niños, que se viven sabiéndose pobres de espíritu y en ellos tiene lugar el reinado de Dios.
La máxima "conócete a ti mismo" se transforma en un "reconócete en los seres que te rodean, en tus semejantes y en el Dios de quien recibes el ser".

1 comentario:

  1. Adelita, ¡Guay tu publicación! Además a mi me ha dado la respuesta a una duda, que siempre me surgía cuando decía la frase ¿en qué frontispicio aparecía escrita? La foto me ayudará a recordarla siempre. El tema es ideal para meditar, especialmente la parte final, al menos para mi. Gracias por tus enseñanzas, tus fotos, ... por todo. Besos para ti y para Busa.

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