AUTOESTIMA

miércoles, 23 de septiembre de 2009

PROCESOS DIGESTIVOS Y VIDA ANIMICO ESPIRITUAL


La medicina convencional –alopática- tiene un enfoque casi materialista. Se ocupa del cuerpo físico como si este fuese una máquina. Más el ser humano es un organismo vivo. Existen muchas diferencias entre un organismo y un mecanismo.

Nuestra imagen del ser humano participa de la ciencia más también de los conocimientos legados por la tradición, tanto oriental como occidental. Así tenemos en cuenta el cuerpo vivo, la parte anímica y la parte espiritual. Entendemos por espíritu la conciencia de la conciencia. Lo profundo del ser humano que nos permite ser conscientes en cada momento de lo que pensamos, recordamos, imaginamos, percibimos, de lo que sentimos, de lo que hacemos. El espíritu está más allá del tiempo, del espacio, de la materia y de la energía, si bien para su expresión utiliza todo ello.

Y por alma el conjunto de informaciones y programas que manejan esa información adquiridos vía genética y en el transcurso de la biografía y que influyen en nuestra forma de pensar, sentir y actuar.

Existen programas mentales, afectivos y volitivos inconscientes, subconscientes y supra-conscientes que influyen en nuestra personalidad y conducta.

Podemos estudiar el proceso digestivo desde el punto de vista únicamente fisiológico. Es indudable que el proceso está condicionado por la funcionalidad del sistema neuro-endocrino, que a su vez constituye el puente entre la vida anímica y el cuerpo físico.

No es lo mismo realizar la digestión en un estado de paz interior y alegría que en un estado de miedo, gran tristeza, fuerte preocupación, etc…

El metabolismo está muy relacionado con la situación anímico espiritual de la persona. Para afrontar aspectos prácticos observemos lo que ocurre con una persona que metaboliza mal los hidratos de carbono y se le producen procesos de fermentación con gran acumulo de gases en el colon ascendente.

Los hidratos de carbono generan sobre todo energía y calor. La tradición nos enseña que el cuerpo de calor sirve de soporte al YO, a lo más profundo del ser. Una persona mal encarnada en la realidad terrestre, con un Yo débil, excesivamente idealista, que no pisa tierra es muy probable que no pueda metabolizar adecuadamente los hidratos de carbono y sea víctima de este tipo de fenómenos con todas sus consecuencias.

El deficiente metabolismo de las proteínas, sobre todo las procedentes del mundo animal produce putrefacciones, con gran acumulo de gases en el colon descendiente.

La tradición nos enseña que cuerpo sutil de energía vital está debilitado. Se debilita a consecuencia de varios factores que explicaremos en otro trabajo.

Cuando el metabolismo de los lípidos se altera encontramos, según la tradición, un alma débil, con poca paz interior. Los gases se acumulan más en el colon transverso, con riesgo de esteatorrea.

Cuando existen este tipo de problemas el vientre se inflama, puede existir presión sobre el diafragma y sus órganos anexos. Es mucha la molestia. La composición de los gases tiene incidencia en la toxemia general y en el equilibrio de las floras intestinales biogenas y patógenas.

Abordar estos problemas desde un enfoque holístico basado en una antropología integral requiere poner medios desde el ámbito de lo material –dieta, fitoterapia, etc- y también abordar son seriedad y rigor los procesos anímico espirituales implicados.

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