AUTOESTIMA

viernes, 13 de agosto de 2010

DOLOR DE ESPALDA Y EMOCIONES

Aunque la mayoría de los afectados no sea consciente, los pensamientos y los sentimientos podrían estar en el origen del problema.

El 90% de la población mundial padece o padecerá dolor de espalda alguna vez a lo largo de su vida, de mayor o menor intensidad y más o menos duradero. A menudo, en el sistema sanitario, este dolor trata de resolverse desde un punto mecánico y se aplican tratamientos para que desaparezca o, cuando esto no es posible, para intentar mitigarlo. Sin embargo, el dolor debe interpretarse como un aliado del organismo, que avisa de que algo anda mal en y que puede ayudar a encontrar el verdadero origen del problema. De lo contrario, si no se detecta la verdadera causa del problema, cualquier solución terapéutica que se aplique para aliviar el dolor será temporal y éste volverá a reaparecer.

  • Autor: Por CLARA BASSI

Casi toda la población experimenta algún tipo de dolor de espalda alguna vez a lo largo de su vida. Los pensamientos y emociones pueden estar en el origen del problema, aunque no se sea consciente de ello. Por eso, para resolverlo de una forma definitiva, no basta con aplicar un tratamiento mecanicista que, a veces, sólo sirve de remiendo, sino que se debe buscar su verdadero origen, y preguntar al paciente sobre cómo marcha su vida e invitarle a dar un "golpe de timón" a determinados hábitos cuando sea necesario, según se expone en el libro "El dolor de espalda y las emociones. Conocerse para curarse", de David Ponce.

Este formador de especialistas y colaborador del Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Sant Cugat (Barcelona) defiende la necesidad de abordar las dolencias desde una visión holística del individuo y con medicina integral. Los expertos que se dedican a ello deberían realizar una anamnesis (interrogatorio en profundidad) y exploración a fondo del paciente para encontrar el auténtico origen del dolor, que en ocasiones puede encontrarse en otra parte del cuerpo bien alejada de la columna o, incluso, ser de tipo emocional.

Las emociones pueden ser la causa

El origen del dolor de espalda suele ser multifactorial, es decir, de varios factores desencadenantes, pero esto no significa que soterrada no pueda haber una emoción que haya sido la causa principal del problema o que haya contribuido a agravarlo. "Si separamos el dolor de origen traumático, los accidentes, el dolor por problemas congénitos de la columna o el que se asocia a patologías graves, en el resto de casos, si se investiga un poco, es posible llegar a encontrar la participación activa de las emociones en el origen y la perpetuación del dolor. Incluso, a veces, las emociones modifican la manera en que algunas personas viven el dolor de espalda, incluso cuando está producido por una lesión traumática o desviación congénita", explica Ponce.

Puede haber somatizaciones, de forma que el dolor físico puede estar causado por el estrés y la ansiedad, con el aumento de la intensidad del dolor. Hay que tener en cuenta que el estrés y la ansiedad producen una liberación de adrenalina que puede provocar una mayor contractura muscular y ese podría ser el origen del dolor. Esto explica que, aunque no haya ningún problema estructural, como la artrosis, una hernia discal o escoliosis, exista una tensión muscular elevada que produzca el dolor. La posibilidad de que las emociones sean la fuente del malestar lumbar implica que la persona debe llegar hasta el fondo de sus emociones y averiguar qué le pasa para poder curarse.

La conexión entre sistemas y emociones

"El dolor físico puede estar causado por el estrés y la ansiedad, y aumenta la intensidad del dolor"

El esqueleto está formado por más de 200 huesos articulados entre sí que, a su vez, se encuentran conectados a 650 músculos y estos a los nervios, las fascias o finas capas que envuelven a un grupo de músculos y las vísceras a las que protegen, entre otros elementos. Esta descripción anatómica recuerda que todas las estructuras del organismo están estrechamente conectadas e imbricadas. La interconexión en la columna vertebral, integrada por las vértebras cervicales, dorsales y lumbares, y el sistema nervioso es tal que basta recordar que se encarga de alojar y proteger la médula espinal.

El sistema esquelético realiza varias funciones como la de sostén, que ayuda a vencer la gravedad y al movimiento; la de contención o protección de nuestros órganos y vísceras; y la de mantenimiento de la postura. Sólo la postura de una persona puede dar la pista de cómo piensa y qué emociones experimenta.

"En el cerebro se alberga una zona donde se percibe el esquema corporal y la situación espacial que interactúa con las emociones y pensamientos. Las personas con pensamiento depresivo, suelen tener una retracción de hombros y columna dorsal; las personas agresivas mantienen una postura anteriorizada con el cuello hacia atrás, y las que están afligidas se encorvan y bajan la cabeza", según informa Ponce.

Las alteraciones de los músculos también se asocian a determinados pensamientos o emociones. Ccuando se afecta la musculatura cervical, por ejemplo, es probable que haya un problema en la esfera intelectual o temperamental. Son personas que pasan muchas horas leyendo o escribiendo, que soportan mucha tensión, exigentes y difíciles de contentar. El dolor en la zona de los hombros y la parte superior de la columna se asocia, sobre todo, con una sobrecarga, un exceso de responsabilidad, imposibilidad de llevar a cabo las obligaciones".

Y aún hay más. Las alteraciones en brazos y manos se asocian a la falta de libertad e imposibilidad de compartir, las de la zona de las vértebras dorsales se relacionan con las emociones y una sensación de malestar en el centro frénico (localizado en el diafragma que separa la cavidad torácica de la abdominal), de forma que cuando una persona recibe una mala noticia, le falta la respiración y siente malestar en los pulmones y el corazón e, incluso, es habitual llevarse la mano al pecho.

Los síntomas en la región lumbar se han asociado a los problemas económicos, la incapacidad para seguir adelante y la sexualidad.

¿Por qué sucede todo esto? Debido a esa interconexión de los sistemas motor y nervioso citada antes. "El sistema nervioso, mediante las neuronas, los neurotransmisores y los impulsos eléctricos, permite que el pensamiento llegue hasta el tejido muscular en forma de una acción y, quizás, de una contracción (voluntaria o no). Las emociones provocan de igual manera respuestas que se traducen en pensamientos conscientes o inconscientes que, a través del sistema nervioso, llegan hasta los músculos, los órganos, los vasos o la piel".

CÓMO TRATAR EL DOLOR DE ESPALDA

La interconexión de los sistemas corporales es tan estrecha que para abordar el dolor de espalda no basta con sacar una resonancia magnética (RM) en busca de una lesión. De hecho, según los radiólogos, si se realizara una RM de la columna vertebral a un gran número de personas, a muchas de ellas se les detectaría una lesión silente o asintomática, por lo que el valor de las patologías debe medirse por su clínica (síntomas), no por su patología.

Cuando esos síntomas surgen, como el dolor, no se debe intentar combatir sin más, sino que debe verse como un aviso, dice, que informa de que algo no marcha bien en la vida de la persona afectada. A veces, ésta acudirá a un especialista en columna. Si se le aplica un enfoque integral de la medicina, el médico intentará sondear cómo se encuentran sus emociones, por si fueran el origen del problema. A veces, la aplicación de una técnica manual u otro tratamiento para aliviar el dolor, junto a determinadas recomendaciones para cambiar de hábitos de vida, como comer sano, practicar ejercicio o reposar de manera adecuada, son suficientes para que el paciente mejore.

Otras veces, detrás del dolor de espalda se pueden esconder problemas económicos, familiares, de personalidad, problemas de pareja... que quizás no surjan en la primera visita al especialista de la columna, pero sí en la segunda. En ocasiones, basta con que el paciente los exprese y empiece a ser consciente de ellos para dar un giro a su vida pero, en otras, quizás sea necesario derivarlo a un psicólogo o psicoterapeuta. En cualquier caso, el papel de las emociones en el dolor de espalda no debe banalizarse, sino que hay que tenerlo en cuenta y hacer al paciente partícipe de su curación.

miércoles, 11 de agosto de 2010

UN PENSAMIENTO


Más vale vivir escondido y desconocido, y hacer el bien en secreto a los pobres y los humildes que no muerden la mano que los socorre.

EL NARCISISMO

Narciso de Caravaggio.

Narcisismo es en alusión al mito de Narciso, amor a la imagen de sí mismo.[1] Amor que dirige el sujeto a sí mismo tomado como objeto.[2]

Sigmund Freud introdujo dicho concepto en el área del psicoanálisis a través de su obra Introducción del narcisismo, noción que ya había utilizado con anterioridad en su obra, pero con una definición más difusa.

Si bien se puede aludir a una serie de rasgos propios de la personalidad normal, sin embargo el narcisismo puede también manifestarse como una forma patológica extrema en algunos desórdenes de la personalidad, como el trastorno narcisista de la personalidad, en que el paciente sobreestima sus habilidades y tiene una necesidad excesiva de admiración y afirmación.

Estos desórdenes pueden presentarse en un grado tal, que se vea severamente comprometida la habilidad de la persona para vivir una vida feliz o productiva al manifestarse dichos rasgos en la forma de egoísmo agudo y desconsideración hacia las necesidades y sentimientos ajenos.

En su uso coloquial designa un enamoramiento de sí mismo o vanidad basado en la imagen propia o ego. La palabra procede del antiguo mito griego sobre el joven Narciso, de especial hermosura, quien se enamoró insaciablemente de su propia imagen reflejada en el agua.


Aspectos conceptuales

Desde el punto de vista psicológico, se puede distinguir un significado psicogenético o psicoevolutivo: el narcisismo como un escalón necesario y ubicuo del desarrollo de la personalidad. Andrew P. Morrison, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Harvard, defiende que en los adultos, una razonable cantidad de narcisismo sano permite balancear la percepción individual de las propias necesidades en relación con los otros.[3]

Existe además el narcisismo patológico, diagnóstico de uso habitual en psiquiatría y de connotaciones negativas. Éste designa un rasgo de la personalidad, caracterizado por una baja autoestima acompañada de una exagerada sobrevaloración de la importancia propia y de un gran deseo de admiración por los demás. En la DSM-IV (manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana, cuarta edición) existe un subapartado dentro de los trastornos de personalidad denominado Trastorno narcisista de la personalidad, (NPD), entendiéndose tal como una disfunción grave de personalidad.

Fuera del ámbito psicológico, los términos "narcisismo" y "narcisista" son frecuentemente utilizados peyorativamente denotando vanidad, presunción, egocentrismo o simple egocentría. Aplicado a un grupo social es frecuentemente utilizado para denotar elitismo o indiferencia a la difícil situación de los demás. En las situaciones de discusión, sin embargo, estos términos se utilizan para dibujar paralelismos entre las quejas sobre comportamientos centrados en uno mismo y el trastorno de personalidad narcisista más que hacia la autoestima sana.

El mito de Narciso

El relato más conocido sobre el mito de Narciso es el que Ovidio relató en su tercer libro de Las Metamorfosis en el año 43 a. C. La tragedia comienza a gestarse ya desde la concepción del niño Narciso, puesto que él es fruto de la violencia sexual. El dios-río Cefiso, después de raptar y violar a la náyade Liriope, engendró en ella a un joven de espléndida belleza, a quien dieron por nombre Narciso. Preguntado sobre si el recién nacido tendría una larga vida, Tiresias, el sabio capaz de predecir el futuro, contestó cripticamente «Sí, siempre y cuando nunca se conozca a sí mismo

A lo largo de su vida, Narciso, va a provocar en hombres y mujeres, mortales y dioses, grandes pasiones, a las cuales no responde por su incapacidad para amar y para reconocer al otro. Según el relato de Ovidio, entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta le había condenado a repetir las últimas palabras de todo cuanto se le dijera. Eco fue, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor por él, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando Narciso preguntó «¿Hay alguien aquí?», Eco contenta respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, él le gritó: «¡Ven!». Después de responder: «Ven, ven», Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor. Tentado por Afrodita, al contemplar su imagen en el espejo de la superficie del agua, sintió una fascinación por su propia imagen de la que no pudo sustraerse. No podía tocar ni abrazar al ser que veía reflejado en el agua, pero tampoco podía apartar su vista de él. En otra versión del mito, uno de los menospreciados por Narciso se queja a los dioses y Némesis, la diosa de la venganza, se encarga de castigar su orgullo.

De cualquier modo, Narciso, subyugado por la bella imagen de sí mismo que le devolvía el río, se retrajo de toda posible relación amorosa con otros seres, e incluso de atender sus propias necesidades básicas, y su cuerpo se fue consumiendo para terminar convertido en la flor narciso, una flor tan hermosa como maloliente. Mientras tanto, Eco, consumida de melancolía, se retiró a una cueva donde su cuerpo también se consumió, quedando de ella solo una voz sin forma que repite, en la lejanía, la última frase o sílaba que se pronuncie.

El narcisismo desde el punto de vista psicológico evolutivo, interpretación freudiana


El médico austríaco Sigmund Freud (1856-1939), un neurólogo convertido en psiquiatra y padre del psicoanálisis, introdujo el concepto de narcisismo en su ensayo de 1914 Introducción del narcisismo.[4]

En psicología evolutiva se entiende por Narcisismo una forma de estructuración de la personalidad, y una etapa del desarrollo del ser humano. Distinguen los psicoanalistas dos tipos: el narcisismo primario de los primeros meses de la existencia y donde el niño dirige toda sus energías a la satisfacción de sus necesidades. Esta etapa está signada por la incapacidad del niño para reconocer al objeto, entendiendo por tal al mundo, las cosas y las personas que lo rodean, es decir, el recién nacido es incapaz de reconocer un mundo distinto a sí mismo. Todo su erotismo y/o energía libidinal es autodirigida y el mundo exterior no existe.

En una fase ulterior, en el llamado narcisismo secundario, el niño reconoce los objetos, hay cosas que entran y salen de su cuerpo, objetos que le pueden proporcionar dolor o placer, por lo tanto existen para satisfacer las propias necesidades o, como lo frasearía un psicoanalista, la catexia (energía libidinal) va al objeto y de allí retorna al sujeto. El objeto existe en función de las necesidades del sujeto.

Narcisismo patológico


Epidemiología

Se estima que en la población general la prevalencia a lo largo de la vida es del 1%, y en las poblaciones clínicas está entre el 2 y el 16%. Entre el 50 y 75% de las personas diagnosticadas son varones.

Fisiopatología clínica

Resulta desconcertador para muchos el hecho de que el narcisista suele exhibir una aparente autoestima formidable, y socialmente aparece como una persona muy segura, sabedora de lo que quiere y completamente resuelta. En realidad con ello el narcisista está camuflando su vacío interno, su carencia real de autoestima. En la infancia temprana de estos individuos se encuentra a menudo una actitud indiferente o minusvaloradora por parte de sus progenitores, lo cual les deja una inseguridad que tratan de compensar por medio de una autoevaluación exagerada, irreal e inflada, (Baumeister, 1996). Algunos clínicos explican la personalidad narcisista sobre la base de una carencia emocional temprana producida por una madre emocionalmente fría o indiferente, o con una agresividad encubierta hacia su hijo, (Piñuel, 2007). La consecuencia es que los narcisistas necesitan mirarse continuamente en el espejo de los demás para saber quiénes son, y al descubrir una pésima imagen de ellos mismos se ven en la necesidad de ocultarla y esconderla. Desarrollan entonces en compensación una imagen artificialmente sobrevalorada hasta lo patológico. Las personas inteligentes, sanas, que se percatan de la artimaña, o que simplemente son más valiosas o agraciadas que ellas se convierten entonces para el narcisista en una amenaza para esa imagen artificial con la que el narcisista sustenta su autoestima, por lo que su comportamiento con ellos es manipulativo, y cuando la manipulación no surte efecto, perseguidor.

Los sujetos narcisistas poseen una autoestima muy vulnerable, siendo por esto muy sensible al "ultraje" de la crítica o la frustración; en relación con esto, las críticas pueden llegar a obsesionarles y hacer que se sientan hundidos y vacíos. Otro síntoma es el deterioro de sus relaciones sociales como consecuencia de su pretenciosidad y necesidad constante de admiración. Otro síntoma es la incapacidad para arriesgar nada por la posibilidad de frustración que ello conlleva.

En el ámbito social los narcisitas naufragan. Las demás personas sólo cuentan para ellos como posible fuente de gratificación, devolviéndoles la imagen de sí mismos cuya carencia les atormenta y que anhelan insaciablemente. Por ello suelen elegir profesiones que les proporcionen notoriedad social, reconocimiento o incluso fama.

[editar] Interpretación psicoanalítica

Desde el punto de vista freudiano de la psico-patología, la estructuración de una personalidad narcisística, implica una detención o fijación del desarrollo de la persona a etapas infantiles de profunda gratificación, o en una regresión del individuo a estos períodos, por su incapacidad para tolerar y enfrentar los retos y fracasos que la maduración y la vida le imponen (cf. André Green).

Rasgos de la personalidad narcisista

La personalidad narcisista se caracteriza por un patrón grandioso de vida, este se expresa en fantasías o modos de conducta que incapacitan al individuo para ver al otro. Su visión de las cosas es el patrón al cual el mundo debe someterse. Para los narcisistas el mundo se guía y debe obedecer a sus propios puntos de vista, los cuales considera irrebatibles, infalibles, auto-generados. Las cosas más obvias y corrientes, si se le ocurren a él o ella, deben ser vistas con admiración y se emborracha en la expresión de las mismas. Hay en el Narcisista una inagotable sed de admiración y adulación. Esta necesidad lo incapacita para poder reflexionar tranquilamente y valorar serenamente la realidad. Vive más preocupado por su actuación, en cuanto al efecto teatral y reconocimiento externo de sus acciones, que en la eficacia real y utilidad de las mismas. En resumen, las personas narcisistas, aún cuando pueden poseer una aguda inteligencia, esta se halla obnubilada por esa visión grandiosa de sí mismas y por su hambre de reconocimiento. Llama la atención, entonces, cómo muchas personas pudiendo ser exitosas, productivas y creativas, someten su vida a aduladoras mediocridades. Cuando los narcisistas ejercen posiciones de poder, se rodean de personas, que por su propia condición, son inferiores a él o ella, y de otras, que le harán la corte solo en función de un interés mezquino. Ellas, drogadas por su discurso auto-dirigido, no son capaces de reflexionar y escuchar lo que el mundo externo les grita.

En la otra cara de la moneda, la personalidad narcisista es, en sí misma, una forma de supervivencia. Hemos visto en el mito cómo Narciso es el producto de una acción terrible. La personalidad narcisista nace de una violencia, de un terrible trauma, de una herida inferida al individuo en sus primeras etapas del desarrollo o antes, cuando la herida es la madre y ella trasmite al hijo su resentimiento, su dolor, su rabia y su temor. Se refugia, el traumatizado, en su propia imagen de grandiosidad, ello le permite elevar su maltrecha auto-estima y sentirse un poco mejor consigo mismo. Su hambre insaciable de reconocimiento se asila en la admiración y la adulación de quienes lo circundan.

El narcisista es una persona que puede ser muy exitosa, en cuanto al brillo externo se refiere. Él no se plantea dudas en cuanto a la realidad de sus ideas, sean estas brillantes o no. Así vemos cómo personas con una inteligencia mediocre y una cultura pobre, escalan posiciones sorprendentes, para ellas el recapacitar no existe. Aún las más insulsas ideas son expresadas con un espíritu mesiánico, se enamoran de las ideas de otros y las hacen propias sin la más mínima consideración moral ni ética. Estos últimos logran capitalizar a una horda de Narcisistas depresivos que creen, ingenuamente, en la verdad expresada por el pseudo-maestro. Ellos lo seguirán fielmente, no importa cuán errado esté:

"Sobre la pena duermo solo y uno, pena es mi paz y pena mi batalla, perro que ni me deja ni se calla, siempre a su dueño fiel pero importuno."

escribe Miguel Hernández, retratando esta suerte de personalidad del narcisista depresivo, siempre fiel, signada por la tristeza derrotada, que busca, con más ahínco que éxito, alguien en quién creer, alguien en quien confiar el remedio a sus miserias. De estas melancólicas soledades esperanzadas se nutre el Narcisismo. La simbiosis se completa con la satisfacción a medias, con un hueco de hambre y sed, que nunca se llega a colmar.

El recurso de la mitología nos brinda la imagen para la comprensión de la conducta y el mito de Narciso es concluyente en la terrible frase del oráculo: "El niño tendrá larga vida si nunca se observe a sí mismo." Así en la no reflexión es donde puede sobrevivir este personaje. Sin embargo, Narciso, en castigo a su ser desalmado, es transformado en una planta que da unas flores muy bellas, de olor nauseabundo, y estéril de fruto y nos dice el mito que en este tipo de personas hay, a pesar de su apariencia, algo que huele muy mal.

Criterios diagnósticos del trastorno narcisista de la personalidad (TNP)

La DSM-IV divide los trastornos de la personalidad en tres grupos basándose en la similaridad de los síntomas. Esta agrupación categoriza al trastorno narcisista de la personalidad dentro del grupo B,(trastornos o desórdenes dramáticos, emocionales, o erráticos), de trastornos de la personalidad. Estos trastornos de personalidad tienen en común un sentimiento excesivo de la propia importancia. Así se incluyen también en este grupo el trastorno límite de la personalidad , el trastorno histriónico de la personalidad y el trastorno antisocial de la personalidad.

Sin embargo, la ICD-10 (Clasificación Internacional de Trastornos Mentales y de Comportamiento, publicada por la OMS en Ginebra, en 1992) considera al Trastorno Narcisista de la personalidad(TNP) como "un trastorno de personalidad que no encaja en ningún subapartado específico", y relega a la categoría conocida como "Otros trastornos específicos de personalidad", que incluye también a los trastornos de personalidad excéntrico, "inquieto", inmaduro, pasivo-agresivo, y psiconeurótico.

El TNP se caracteriza por un patrón generalizado de grandiosidad (en la fantasía o en el comportamiento), necesidad de admiración y carencia de empatía, con un comienzo en la adultez temprana y presente en una variedad de contextos, indicado por cinco (o más) de los siguientes:

  1. Tiene un sentido grandioso de su propia importancia
  2. Le absorben fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza, o amor ideal
  3. Se considera especial y único, y sólo puede ser comprendido, y sólo debería asociarse con otras personas especiales o de alto estatus personal o institucional.
  4. Requiere excesiva admiración (Es un síntoma que denota una baja autoestima y una gran preocupación por hacer bien el trabajo y por cómo son vistos por los demás).
  5. Tiene un gran sentido de sus propios derechos. Piensa que se le debe todo. Tiene un sentido de "categoría" con irrazonables expectativas de un trato especialmente favorable o de una aceptación automática de sus deseos.
  6. En sus relaciones interpersonales es explotador. Se aprovecha de los demás para conseguir sus propios fines (esperan que se les dé todo lo que deseen, sin importar lo que ello suponga para los demás, y pueden asumir que los demás están totalmente interesados en su bienestar).
  7. Carece de empatía y es reacio a reconocer o identificar las necesidades y sentimientos de los demás.
  8. Es frecuentemente envidioso de los demás o cree que los demás le tienen envidia (pueden llegar a devaluar a personas que hayan recibido una felicitación al pensar que ellos son más merecedores de la misma).
  9. Muestra actitudes y comportamientos arrogantes y altivos o prepotentes.


Wyatt y Hare, en 1997 establecen:

"Clínicamente hablando, cualquier persona socialmente disfuncional que se siente autorizada a usar su poder para controlar a otras personas por las que se siente amenazada, o que vive una fantasía pretenciosa, en lugar de en la realidad, y que se ve a sí misma consistentemente como superior a sus compañeros y anhela ser reconocido como tal, reúne los requisitos del denominado trastorno narcisista de la personalidad"

Por su parte Roy Baumeister, (1996), en su estudio sobre la violencia psicológica, estableció que en la raíz de la mayoría de las agresiones psicológicas se encuentran, de manera sistemática, individuos que presentan rasgos de una personalidad narcisista.

Teorías sobre el Trastorno Narcisista de la Personalidad y la vergüenza

Se ha sugerido que el TNP puede estar relacionado con mecanismos de defensa de la persona frente a la vergüenza[5]

Gabbard sugiere que el TNP puede ser subdividido en dos subtipos[6] . Observó los del tipo "inadvertido", (oblivious) con un comportamiento caracterizado por grandiosidad, arrogancia e inmutabilidad frente a la crítica ajena como a los sentimientos de los demás. Distinguió, además, un subtipo "hipervigilante", como vulnerables, hipersensibles y avergonzados. Sugirió que los sujetos del tipo inadvertido presentan un ego grande, poderoso y grandioso en espera de ser admirado, envidiado y apreciado, lo cual está en antítesis con el ego debilitado e internalizado que se esconde en un estado general de vergüenza, del cual el sujeto quiere defenderse. Sin embargo, en el subtipo hipervigilante, el sujeto, en lugar de defenderse contra el sentimiento de devaluación, está obsesionado con él, neutralizando esta sensación viendo a los demás como abusadores injustos.

Jeffrey Young, que acuñó el término "Terapia de los Esquemas", (encuadrada en la Terapia racional emotiva conductual) una técnica originalmente desarrollada por Aaron T. Beck (1979), también relaciona la vergüenza con el TNP. Él ve al llamado Esquema Defectivo como un esquema nuclear en el TNP, próximo a los Esquemas de Deprivación Emocional y de Derechos, (Entitlement).[7] El Esquema Defectivo se compensa con tres modos de esquema:(estrategias de emulación):

  • Rendición: Escoge acompañantes críticos o significativos. Esto le coloca en una situación de inferioridad.
  • Evitación: Evita compartir pensamientos y sentimientos "vergonzosos" con los acompañantes o personas significativas por temor al rechazo.
  • Sobrecompensación: Se comporta de una forma crítica o superior con los demás. Trata de superarlo mediante el perfeccionismo.

Debe notarse que un individuo con este esquema puede no emplear los tres esquemas.

Aspectos sociales e implicaciones sociopolíticas de la patología narcisista

En psicología, la ontogenia remeda a la filogenia, y lo que es del individuo puede ser trasladado sin mayores dificultades a la sociedad; ya decían los alquimistas que "lo que está arriba está abajo" y que"lo que está adentro está afuera." Así podemos especular que lo que ocurre en el desarrollo del individuo también ocurre en el proceso de formación de las sociedades.

Siguiendo nuestra línea de pensamiento, las sociedades pasan por una etapa de narcisismo primario, como cuando las hordas bárbaras, invadiendo a Europa, se interesan sólo en sus necesidades instintuales, no reconocen al otro o a los otros y pasando a fuego y cuchillo por encima de pueblos y civilizaciones, las destruyen. Siendo estos últimos pueblos, posiblemente más sofisticados, se plantean dudas y son incapaces de entender la violencia desatada por las necesidades aniquilatorias de los más primitivos, esto signará su destino.

Por otra parte, diversos filósofos y sociólogos, han caracterizado la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI como una época 'narcisista'. Esta caracterización se refiere a algunas características de lo que también ha dado por ser llamado 'posmodernidad': ante el fracaso de la mayoría de las estructuras sociales de la modernidad, y especialmente después de las 2 guerras mundiales, parece que Occidente entró en un proceso de metamorfosis, conducido por un proceso de personalización, en el que el narcisismo juega un papel clave.

Especialmente, sociólogos como Christopher Lasch o Gilles Lipovetsky, han dedicado libros enteros a las nuevas características sociales de la posmodernidad, entre las cuales están: cultura del yo, expresivismo y énfasis en la exteriorización de la persona, desierto social y pérdida del sentido, indiferencia ante cualquier realidad que implique tomar postura, apatía total de la juventud, disolución de la política y preferencia por el ámbito privado en todos los sentidos, sobreinformación, consumo, democratización del conocimiento, y muchos otros factores que hacen posible hablar de la posmodernidad como una época 'narcisista' pues, a través del excesivo culto al yo, la identidad personal y su afirmación está muriendo: en la medida en que todos los procesos se democratizan y se da un énfasis tan terrible a la afirmación del yo genuino, éste temrina por diluirse en una multitud de 'yoes'.

Narcisismo colectivo

Freud, en "La civilización y sus descontentos" enuncia: "Es posible reunir a un considerable número de gente en amor mutuo, siempre que haya otra gente dejada fuera para recibir las manifestaciones de su agresividad"

Y Erich Fromm, en "Anatomía de la destructividad humana" dice:

"El narcisismo colectivo es una de las fuentes más importantes de agresión humana y sin embargo, como todas las demás formas de agresión defensiva, es reacción a un ataque contra intereses vitales. Difiere de otras formas de agresión defensiva en que el narcisismo intenso en sí es un fenómeno semipatológico. Considerando las causas y la función de sangrientas y crueles matanzas en masa como las ocurridas entre hindúes y musulmanes en el momento de la partición de la India o recientemente entre los musulmanes bengalíes y sus gobernantes paquistaníes, vemos que el narcisismo colectivo desempeña ciertamente un papel considerable, cosa nada sorprendente si tomamos en cuenta que nos las habemos con las poblaciones virtualmente más pobres y miserables del mundo entero."

En su libro "Desórdenes de la personalidad en la Vida Moderna", Theodore Millon y Roger Davis afirman que el narcisismo patológico está reservado a "los nobles y los ricos", y que "parece haber ganado prominencia sólo en el siglo XX". De acuerdo con ellos, el narcisismo podría estar asociado con niveles superiores en la escala de necesidades de Maslow. Según ellos "Los individuos de naciones menos adelantadas .... están demasiado ocupados tratando (de sobrevivir)...para comportarse de una forma arrogante y grandiosa".Sin embargo, en opinión de Sam Vaknim (Malignant self-love) el narcisismo es un fenómeno ubicuo debido a que cada ser humano, independientemetne de la naturaleza de su sociedad y su cultura, desarrolla un narcisismo sano tempranamente en su vida. El narcisismo sano se convierte en patológico cuando se produce el abuso, y el abuso es un comportamiento humano universal. Por "abuso" entiende el rechazo a reconocer las fronteras emergentes del individuo. La represión, la hiperprotección, y

Referencias

  1. Laplanche, Jean & Pontalis, Jean-Bertrand (1996), Diccionario de Psicoanálisis, traducción Fernando Gimeno Cervantes. Página 228. Barcelona: Editorial Paidós. ISBN 9788449302565.
  2. Roland Chemana y Bernard Vandermersch (1998, 2004), Diccionario de Psicoanálisis. Página 438. Buenos Aires: Amorrortu Editores. ISBN 9789505181056.
  3. Morrison, Andrew. Shame: The Underside of Narcissism, The Analytic Press, 1997. ISBN 0-88163-280-5
  4. Freud, Sigmund, Introducción al narcisismo en: Obras Completas, Vol. XIV, Amorrotu, B. Aires, 9ª Edición, 1996. (Traducción del alemán por José Luis Etcheverry, título original: Zur Einfuhrung des Narzissmus(1914) ISBN 950-518-590-1.
  5. Wurmser L, Shame, the veiled companion of narcissism, in The Many Faces of Shame, Nathanson DL. New York, Guilford, 1987, pp 64–92
  6. Gabbard GO, subtypes of narcissistic personality disorder. Bull Menninger Clin 1989; 53:527–532
  7. Young, Klosko, Weishaar: Schema Therapy - A Practitioner's Guide, 2003, Page 375

Bibliografía

  • Sigmund Freud. Obras completas. Volumen XIV: Trabajos sobre metapsicología, y otras obras (1914-1916), «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico». Capítulo II: Introducción del narcisismo (1914). Buenos Aires/Madrid: Amorrortu, 1979. ISBN 978-950-518-590-0
  • André Green. Narcisismo De Vida, Narcisismo De Muerte. Amorrortu, 1999. ISBN 950-518-478-6
  • Gilles Lipovestky. La era del vacío. Editorial Anagrama, 1986. ISBN 84-339-6755-X
  • Christopher Lasch. La cultura del narcisismo. Editorial Andrés Bello, 1999. ISBN 84-89691-97-5
En inglés
  • Baumeister, R. F. et al, (1996) "Relation of threatened egotismo to violence and agression: the dark side of high self-esteem" Psichological Review, 103, (1), pp 5-33
  • Jean M. Twenge and W. Keith Campbell, The Narcissism Epidemic. Living in the Age of Entitlement. Free Press. New York (2009). 339 págs.

martes, 10 de agosto de 2010

ABRIRSE AL AMOR


El agua de la gracia es lo que funde el corazón mortificado y separa en nosotros la vida pura de la mugre de la muerte. El fuego del amor es lo que fecunda el corazón depurado y lo multiplica en la gloria de Dios.

La gracia es como el agua que libera y el amor es como el fuego que une. Dios es como el agua que reúne los universos y como el fuego que los madura.. La gracia es la que salva lo que hay de bueno en nosotros. El amor es el que lo perfecciona, pero es el conocimiento quien realiza la unión misteriosa y última.

No hay reposo sin conocimiento. No hay conocimiento sin amor . No hay amor sin la gracia . No hay gracia sin abandono.

El amor , que es el alimento del alma, no necesita ser digerido como la gracia y como la comida, que son los alimentos del espíritu y del cuerpo, pues ya es como el fuego divino: realizado y perf. El amor penetra, el amor anima, el amor exalta, el amor multiplica, el amor unifica en el esplendor. Por la pureza de la gracia es como imantamos el amor divino y encarnamos a Dios en nosotros.

Louis Catiaux

miércoles, 4 de agosto de 2010

INTELIGENCIA EMOCIONAL



La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. El término fue popularizado por Daniel Goleman, con su célebre libro: Emotional Intelligence, publicado el 20 de enero de 1995. Goleman estima que la inteligencia emocional se puede organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones.

Orígenes del concepto

El uso más lejano de un concepto similar al de inteligencia emocional se remonta a Charles Darwin, que indicó en sus trabajos la importancia de la expresión emocional para la supervivencia y la adaptación. Aunque las definiciones tradicionales de inteligencia hacen hincapié en los aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad de resolver problemas, varios influyentes investigadores en el ámbito del estudio de la inteligencia comienzan a reconocer la importancia de la ausencia de aspectos cognitivos. Thorndike, en 1920, utilizó el término inteligencia social para describir la habilidad de comprender y motivar a otras personas.[1] David Wechsler en 1940, describe la influencia de factores no intelectivos sobre el comportamiento inteligente, y sostiene, además, que nuestros modelos de inteligencia no serán completos hasta que no puedan describir adecuadamente estos factores.

En 1983, Howard Gardner, en su Teoría de las inteligencias múltiples Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences[2] introdujo la idea de incluir tanto la inteligencia interpersonal (la capacidad para comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas) y la inteligencia intrapersonal (la capacidad para comprenderse uno mismo, apreciar los sentimientos, temores y motivaciones propios). Para Gardner, los indicadores de inteligencia, como el CI, no explican plenamente la capacidad cognitiva.[3] Por lo tanto, aunque los nombres dados al concepto han variado, existe una creencia común de que las definiciones tradicionales de inteligencia no dan una explicación exhaustiva de sus características.

El primer uso del término inteligencia emocional generalmente es atribuido a Wayne Payne, citado en su tesis doctoral: Un estudio de las emociones: El desarrollo de la inteligencia emocional, de 1985.[4] Sin embargo, el término "inteligencia emocional" había aparecido antes en textos de Leuner (1966). Greenspan también presentó en 1989 un modelo de IE, seguido por Salovey y Mayer (1990) y Goleman (1995).

y relevancia de las emociones en los resultados del trabajo, la investigación sobre el tema siguió ganando impulso, pero no fue hasta la publicación del célebre libro de Daniel Goleman: Inteligencia Emocional: ¿Por qué puede importar más que el concepto de cociente intelectual?, que se convirtió en muy popular.[5] Un relevante artículo de Nancy Gibbs en la revista Time, en 1995, del libro de Goleman fue el primer medio de comunicación interesado en la IE. Posteriormente, los artículos de la IE comenzaron a aparecer cada vez con mayor frecuencia a través de una amplia gama de entidades académicas y puntos de venta populares.

Aspectos biológicos

Para comprender el gran poder de las emociones sobre la mente pensante —y la causa del frecuente conflicto existente entre los sentimientos y la razón— debemos considerar la forma en que ha evolucionado el cerebro.[6]

La región más primitiva del cerebro es el tronco encefálico, que regula las funciones vitales básicas, como la respiración o el metabolismo, y lo compartimos con todas aquellas especies que disponen de sistema nervioso, aunque sea muy rudimentario. De este cerebro primitivo emergieron los centros emocionales que, millones de años más tarde, dieron lugar al cerebro pensante: el neocórtex. El hecho de que el cerebro emocional sea muy anterior al racional y que éste sea una derivación de aquél, revela con claridad las auténticas relaciones existentes entre el pensamiento y el sentimiento.[7]

El neocórtex permite un aumento de la sutileza y la complejidad de la vida emocional, aunque no gobierna la totalidad de la vida emocional porque, en estos asuntos, delega su cometido en el sistema límbico. Esto es lo que confiere a los centros de la emoción un poder extraordinario para influir en el funcionamiento global del cerebro, incluyendo a los centros del pensamiento.[8]

La sede de las pasiones

La amígdala cerebral y el hipocampo fueron dos piezas clave del primitivo «cerebro olfativo» que, a lo largo del proceso evolutivo, terminó dando origen al córtex y posteriormente al neocórtex. La amígdala está especializada en las cuestiones emocionales y se la considera una estructura limbica muy ligada a los procesos del aprendizaje y la memoria.[9] Constituye una especie de depósito de la memoria emocional.[10] Es la encargada de activar la secreción de dosis masivas de noradrenalina, que estimula los sentidos y pone al cerebro en estado de alerta.[11]

LeDoux descubrió que la primera zona cerebral por la que pasan las señales sensoriales procedentes de los ojos o de los oídos es el tálamo y, a partir de ahí y a través de una sola sinapsis, la amígdala. Otra vía procedente del tálamo lleva la señal hasta el neocórtex —el cerebro pensante—, permitiendo que la amígdala comience a responder antes de que el neocórtex haya ponderado la información.[12] Según LeDoux: «anatómicamente hablando, el sistema emocional puede actuar independientemente del neocórtex. Existen ciertas reacciones y recuerdos emocionales que tienen lugar sin la menor participación cognitiva consciente».[13]

La memoria emocional

Las opiniones inconscientes son recuerdos emocionales que se almacenan en la amígdala. El hipocampo registra los hechos puros, y la amígdala es la encargada de registrar el «clima emocional» que acompaña a estos hechos.[14] Para LeDoux: «el hipocampo es una estructura fundamental para reconocer un rostro como el de su prima, pero es la amígdala la que le agrega el clima emocional de que no parece tenerla en mucha estima». Esto significa que el cerebro dispone de dos sistemas de registro, uno para los hechos ordinarios y otro para los recuerdos con una intensa carga emocional.[15]

Un sistema de alarma anticuado

En el cambiante mundo social, uno de los inconvenientes de este sistema de alarma neuronal es que, con más frecuencia de la deseable, el mensaje de urgencia mandado por la amígdala suele ser obsoleto. La amígdala examina la experiencia presente y la compara con lo que sucedió en el pasado, utilizando un método asociativo, equiparando situaciones por el mero hecho de compartir unos pocos rasgos característicos similares, haciendo reaccionar con respuestas que fueron grabadas mucho tiempo atrás, a veces obsoletas.[16]

En opinión de LeDoux, la interacción entre el niño y sus cuidadores durante los primeros años de vida constituye un auténtico aprendizaje emocional, y es tan poderoso y resulta tan difícil de comprender para el adulto porque está grabado en la amígdala con la tosca impronta no verbal propia de la vida emocional. Lo que explica el desconcierto ante nuestros propios estallidos emocionales es que suelen datar de un período tan temprano que las cosas nos desconcertaban y ni siquiera disponíamos de palabras para comprender lo que sucedía.[17]

Cuando las emociones son rápidas y toscas

La importancia evolutiva de ofrecer una respuesta rápida que permitiera ganar unos milisegundos críticos ante las situaciones peligrosas, es muy probable que salvaran la vida de muchos de nuestros antepasados, porque esa configuración ha quedado impresa en el cerebro de todo protomamifero, incluyendo los humanos. Para LeDoux: «El rudimentario cerebro menor de los mamíferos es el principal cerebro de los no mamíferos, un cerebro que permite una respuesta emocional muy veloz. Pero, aunque veloz, se trata también, al mismo tiempo, de una respuesta muy tosca, porque las células implicadas sólo permiten un procesamiento rápido, pero también impreciso», y estas rudimentarias confusiones emocionales —basadas en sentir antes que en pensar— son las «emociones precognitivas».[18]

El gestor de las emociones

La amígdala prepara una reacción emocional ansiosa e impulsiva, pero otra parte del cerebro se encarga de elaborar una respuesta más adecuada. El regulador cerebral que desconecta los impulsos de la amígdala parece encontrarse en el extremo de una vía nerviosa que va al neocórtex, en el lóbulo prefrontal. El área prefrontal constituye una especie de modulador de las respuestas proporcionadas por la amígdala y otras regiones del sistema límbico, permitiendo la emisión de una respuesta más analítica y proporcionada. El lóbulo prefrontal izquierdo parece formar parte de un circuito que se encarga de desconectar —o atenuar parcialmente— los impulsos emocionales más perturbadores.[19]


Vandalismos en forma de pintadas. El vandalismo en wikis es otro ejemplo de actuación con perturbación emocional.

Armonizando emoción y pensamiento

Las conexiones existentes entre la amígdala (y las estructuras límbicas) y el neocórtex constituyen el centro de gestión entre los pensamientos y los sentimientos. Esta vía nerviosa explicaría el motivo por el cual la emoción es fundamental para pensar eficazmente, tomar decisiones inteligentes y permitimos pensar con claridad. La corteza prefrontal es la región cerebral que se encarga de la «memoria de trabajo».[20]

Cuando estamos emocionalmente perturbados, solemos decir que «no podemos pensar bien» y permite explicar por qué la tensión emocional prolongada puede obstaculizar las facultades intelectuales del niño y dificultar así su capacidad de aprendizaje. Los niños impulsivos y ansiosos, a menudo desorganizados y problemáticos, parecen tener un escaso control prefrontal sobre sus impulsos límbicos. Este tipo de niños presenta un elevado riesgo de problemas de fracaso escolar, alcoholismo y delincuencia, pero no tanto porque su potencial intelectual sea bajo sino porque su control sobre su vida emocional se halla severamente restringido.[21]

Las emociones son importantes para el ejercicio de la razón. Entre el sentir y el pensar, la emoción guía nuestras decisiones, trabajando con la mente racional y capacitando —o incapacitando— al pensamiento mismo. Del mismo modo, el cerebro pensante desempeña un papel fundamental en nuestras emociones, exceptuando aquellos momentos en los que las emociones se desbordan y el cerebro emocional asume por completo el control de la situación. En cierto modo, tenemos dos cerebros y dos clases diferentes de inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emocional y nuestro funcionamiento vital está determinado por ambos.[22]

Daniel Goleman, psicólogo norteamericano, bajo el término de "Inteligencia Emocional" recoge el pensamiento de numerosos científicos del comportamiento humano que cuestionan el valor de la inteligencia racional como predictor de éxito en las tareas concretas de la vida, en los diversos ámbitos de la familia, los negocios, la toma de decisiones, el desempeño profesional, etc. Citando numerosos estudios Goleman concluye que el Coeficiente Intelectual no es un buen predictor del desempeño exitoso. La inteligencia pura no garantiza un buen manejo de las vicisitudes que se presentan y que es necesario enfrentar para tener éxito en la vida.

La Inteligencia Académica tiene poco que ver con la vida emocional, las personas más inteligentes pueden hundirse en los peligros de pasiones desenfrenadas o impulsos incontrolables. Existen otros factores como la capacidad de motivarse y persistir frente a decepciones, controlar el impulso, regular el humor, evitar que los trastornos disminuyan la capacidad de pensar, mostrar empatía, etc., que constituyen un tipo de Inteligencia distinta a la Racional y que influyen más significativamente en el desempeño en la vida.

El concepto de "Inteligencia Emocional" enfatiza el papel preponderante que ejercen las emociones dentro del funcionamiento psicológico de una persona cuando ésta se ve enfrentada a momentos difíciles y tareas importantes: los peligros, las pérdidas dolorosas, la persistencia hacia una meta a pesar de los fracasos, el enfrentar riesgos, los conflictos con un compañero en el trabajo. En todas estas situaciones hay una involucración emocional que puede resultar en una acción que culmine de modo exitoso o bien interferir negativamente en el desempeño final. Cada emoción ofrece una disposición definida a la acción, de manera que el repertorio emocional de la persona y su forma de operar influirá decisivamente en el éxito o fracaso que obtenga en las tareas que emprenda.

Este conjunto de habilidades de carácter socio-emocional es lo que Goleman definió como Inteligencia Emocional. Esta puede dividirse en dos áreas:

Inteligencia Intra-personal: Capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos, y usarlos como guías en la conducta.

Inteligencia Inter-personal: Capacidad de comprender a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente. Capacidad de reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros.

La naturaleza de la inteligencia emocional

Las características de la llamada inteligencia emocional son: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás.[23]

Medición de la inteligencia emocional y el CI

No existe un test capaz de determinar el «grado de inteligencia emocional», a diferencia de lo que ocurre con los test que miden el cociente intelectual (CI). Jack Block, psicólogo de la universidad de Berkeley, ha utilizado una medida similar a la inteligencia emocional que él denomina «capacidad adaptativa del ego», estableciendo dos tipos teóricamente puros, aunque los rasgos más sobresalientes difieren ligeramente entre mujeres y hombres:[24]

«Los hombres que poseen una elevada inteligencia emocional suelen ser socialmente equilibrados, extrovertidos, alegres, poco predispuestos a la timidez y a rumiar sus preocupaciones. Demuestran estar dotados de una notable capacidad para comprometerse con las causas y las personas, suelen adoptar responsabilidades, mantienen una visión ética de la vida y son afables y cariñosos en sus relaciones. Su vida emocional es rica y apropiada; se sienten, en suma, a gusto consigo mismos, con sus semejantes y con el universo social en el que viven».

«Las mujeres emocionalmente inteligentes tienden a ser enérgicas y a expresar sus sentimientos sin ambages, tienen una visión positiva de sí mismas y para ellas la vida siempre tiene un sentido. Al igual que ocurre con los hombres, suelen ser abiertas y sociables, expresan sus sentimientos adecuadamente (en lugar de entregarse a arranques emocionales de los que posteriormente tengan que lamentarse) y soportan bien la tensión. Su equilibrio social les permite hacer rápidamente nuevas amistades; se sienten lo bastante a gusto consigo mismas como para mostrarse alegres, espontáneas y abiertas a las experiencias sensuales. Y, a diferencia de lo que ocurre con el tipo puro de mujer con un elevado CI, raramente se sienten ansiosas, culpables o se ahogan en sus preocupaciones».

«Los hombres con un elevado CI se caracterizan por una amplia gama de intereses y habilidades intelectuales y suelen ser ambiciosos, productivos, predecibles, tenaces y poco dados a reparar en sus propias necesidades. Tienden a ser críticos, condescendientes, aprensivos, inhibidos, a sentirse incómodos con la sexualidad y las experiencias sensoriales en general y son poco expresivos, distantes y emocionalmente fríos y tranquilos».

«La mujer con un elevado CI manifiesta una previsible confianza intelectual, es capaz de expresar claramente sus pensamientos, valora las cuestiones teóricas y presenta un amplio abanico de intereses estéticos e intelectuales. También tiende a ser introspectiva, predispuesta a la ansiedad, a la preocupación y la culpabilidad, y se muestra poco dispuesta a expresar públicamente su enfado (aunque pueda expresarlo de un modo indirecto)».

Estos retratos, obviamente, resultan caricaturescos pues toda persona es el resultado de la combinación entre el CI y la inteligencia emocional, en distintas proporciones, pero ofrecen una visión muy instructiva del tipo de aptitudes específicas que ambas dimensiones pueden aportar al conjunto de cualidades que constituye una persona. [25

martes, 3 de agosto de 2010

LOCION NATURAL ANTI-PIOJOS


Ingredientes para la loción natural anti-piojos

  • Alcohol de 96º.
  • Agua de rosas o agua destilada.
  • Aceites esenciales 100 % puros (Árbol del té, Limón y Lavanda)

Proporciones necesarias para la mezcla

  • 80 % de alcohol.
  • 15 % de agua de Rosas o agua destilada.
  • 5 % de aceites esenciales.

Elaboración de la loción antipiojos natural

Juntar las esencias con el alcohol y dejar reposar, mínimo una semana.
Al pasar una semana, se mezcla las esencias y el alcohol, con el agua de rosas o agua destilada

Modo de uso

Pulverizar la loción antipiojos natural sobre el cabello, como preventivo. Si el pelo tiene piojos, pulverizar con esta loción, tapar con un gorrito de plástico el pelo durante veinte minutos y después lavar con un champú que contenga Árbol del Té.

Tratamiento antipiojos

Como medida preventiva contra los piojos, además de la loción antipiojos natural, podemos adquirir un champú que contenga árbol del té o realizar un método muy sencillo: añadir unas cuatro gotas de este aceite esencial puro sobre la dosis de champú que nos ponemos en la mano, para lavarnos el cabello.

Como remedio efectivo contra los piojos, aconsejo el lavado con un champú de árbol del té, y para eliminar las liendres, peinar el cabello con un peine impregnado de este aceite esencial. Si se utiliza un champú de estas características, en el lavado cotidiano y de forma preventiva, estaremos protegidos de la plaga de piojos.

lunes, 2 de agosto de 2010

LA PERSEVERANCIA


Cuando aconsejamos resistir, no es sólo una expresión de aliento para alguien que se encuentra en apuros, sino un buen consejo para alguien a quien le va bien en el mundo. Al guiar o animar a los demás, al mejorarnos a nosotros mismos, al consagrarnos de lleno a una causa más grande, la perseverancia es crucial para el éxito.

La perseverancia es un rasgo de carácter esencial para la progresión del ser humano. Muchas cosas buenas que se pueden hacer en este mundo se pierden en medio de titubeos, dudas, vacilaciones y falta de determinación.

La perseverancia también es esencial para quienes han optado por hacer el bien en el mundo actuando como tábanos. Sócrates, reconocido “Tábano” de la antigua Atenas, declaró con toda seriedad en su juicio que “mientras respire y tenga capacidad, no dejaré de practicar la filosofía, de exhortar y señalar a todos los que encuentre: Eres ateniense, ciudadano de la ciudad más grande, con la mayor reputación por su sabiduría y poder; ¿no te avergüenza, en tu avidez de poseer tanta riqueza, reputación y honores, no interesarte en la sabiduría ni la verdad, o el mejoramiento de tu alma?” Las insistentes exhortaciones de Sócrates irritaron a muchos atenienses, y fue condenado. Pero hay peores destinos, como Sócrates señaló; mientras que él sólo fue condenado a muerte, sus acusadores, con ese mismo acto, se condenaron a la maldad.

“Las carreras se ganan con tesón”, reza la moraleja de la conocida fábula de Esopo sobre la tortuga y la liebre. En su Vida de Sertorio, Plutarco cuenta que este gran soldado romano, mientras se desempeñaba como pretor en España en el primer siglo antes de Cristo, preparó una demostración para sus tropas con el mismo efecto, después de lo cual las interpeló de esta manera: “Como veis, soldados, la perseverancia surte mayor efecto que la violencia, y muchas cosas que no se pueden superar cuando están juntas ceden cuando se abordan una por una. La asiduidad y la perseverancia son irresistibles, y con el tiempo derrocan y destruyen a las mayores potestades, pues el tiempo es amigo y asistente de quienes usan su buen tino para aguardar su oportunidad, y enemigo destructivo para quienes avanzan a tientas y a locas”.

Como la mayoría de las virtudes, la persistencia y la perseverancia no pueden operar para el bien del mundo aisladas de la inteligencia práctica. Una persona que es sólo persistente puede ser un fastidio irritante, sin ningún efecto saludable. Pero en el contexto adecuado, usando el discernimiento y en justa combinación con otras virtudes, la perseverancia es un ingrediente esencial en el progreso humano.

¿Cómo alentamos a los niños a perseverar, a insistir en el esfuerzo de perfeccionarse a sí mismos, de mejorar la suerte propia y ajena? Apoyándolos en todo momento, siendo su guía y su aliento, y por medio del ejemplo.

NUNCA DESISTAS

Cuando las cosas andan mal, como a veces sucede,

cuando el camino que recorres parece cuesta arriba,

cuando escasean los fondos y se suman las deudas,

y aunque quieras sonreír, sólo puedas suspirar,

cuando te acechan cuitas y penurias,

descansa si debes, pero nunca cejes.

Rara es la vida, con sus vueltas y revueltas,

y todos con el tiempo lo aprendemos;

más de un fracaso puede ser un triunfo

si uno persiste en vez de claudicar.

Persiste en tu tarea, aunque el andar sea lento,

tal vez triunfes con otro golpe más.

El éxito es fracaso puesto al revés,

la faz brillante de las nubes de la duda,

y nunca has de saber a qué distancia estás:

puede ser cerca cuando parece lejos;

sigue en la lucha cuando más te golpeen.

Y aunque todo luzca negro, nunca cejes.

¿Quién sabe lo que es triunfo, quién sabe lo que es fracasar?