AUTOESTIMA

martes, 8 de febrero de 2011

GLAUCOMA


Descripción

El glaucoma es un grupo de enfermedades que se caracterizan por provocar una lesión progresiva del nervio óptico que provoca disminución de la agudeza visual. El nervio óptico está formado por un conjunto de más de 1 millón de fibras de tejido nervioso. Se halla conectado al cerebro a través de la retina, que es el tejido sensible a la luz situado en el fondo del ojo. Para tener buena vista, el nervio óptico debe estar sano.

Se pensaba que el deterioro del nervio óptico era consecuencia de un aumento en la presión intraocular y actualmente se piensa que su participación es relativa.

El ojo consta de dos cámaras, una anterior y otra posterior y ambas están llenas de un fluido llamado humor acuoso. Normalmente es producido en la cámara posterior, pasa por la pupila hacia la cámara anterior y luego sale del ojo a través de unos canales específicos (canales de salida). Si la corriente de fluido es interrumpida, la presión aumenta. La presión intraocular normal (PIO) oscila entre 11 y 21 mm Hg.

Dependiendo de la existencia de obstrucción en el sistema de drenaje, hablamos de:

  • Glaucoma de ángulo abierto.
  • Glaucoma de ángulo cerrado.
  • Además, puede subdividirse en:
    • Primario.
    • Secundario.

Causas

En general, el glaucoma no tiene una causa conocida. La participación del aumento de la presión intraocular es evidente, pero no siempre ocurre. A su vez, hay casos de elevada presión intraocular que no se acompaña de glaucoma. Hay una serie de factores de riesgo, en el que interviene la historia familiar de la enfermedad.

Se ha realizado una clasificación de glaucoma según sus causas:

  • Glaucomas de ángulo abierto:
    • De presión elevada.
    • De presión normal.
  • Glaucoma de ángulo cerrado:
    • Por cierre angular agudo.
    • Por cierre angular subagudo.
    • Por cierre angular crónico.
  • Glaucomas del desarrollo:
    • Glaucoma congénito (infantil)
    • Glaucoma juvenil
  • Otros.
    • Glaucomas asociados con otros trastornos oculares
    • Glaucomas asociados con inflamaciones y traumatismos.

Glaucoma de ángulo abierto

La elevación de la PIO se debe a que el drenaje es inadecuado a pesar de que el ángulo se mantiene abierto.

Hay una serie de factores de riesgo para padecer un glaucoma de ángulo abierto:

  • Presión intraocular elevada: 50% de los pacientes tienen una PIO menor de 22 mm Hg.
  • Edad avanzada: es seis veces más frecuente en mayores de 60 años.
  • Historia familiar: tienen 15 veces más probabilidad de padecer glaucoma.
  • Raza negra: son más propensos a desarrollar formas más graves y a una edad más temprana.
  • Diabetes.
  • Hipertensión Arterial.
  • Miopía.
  • Utilización de corticoides.

Glaucoma de ángulo cerrado

El aumento de la PIO se produce cuando el drenaje disminuye en grado suficiente por una obstrucción física. Hay unas vías secundarias de drenaje, que eliminan el 5 - 15% del humor acuoso formado.

Durante el envejecimiento, el cristalino se vuelve más grueso y en los ojos genéticamente predispuestos se puede impedir el flujo del humor acuoso de la cámara posterior a la anterior, provocando un aumento de la presión. Al aumentar la presión, el iris se abomba hacia delante, obstruye el ángulo y causa cierre angular. El ángulo se puede obstruir parcial o intermitentemente, lo que provoca cierre angular intermitente, agudo o subagudo; el ángulo puede quedar bloqueado completamente, lo que provoca un glaucoma agudo. Las características anatómicas del ojo y ciertas razas cobran especial importancia en este tipo de glaucoma.

Glaucoma infantil

Es una condición poco frecuente que puede ser heredada y se produce por un incorrecto desarrollo de los canales de salida del humor acuoso del ojo durante el periodo prenatal. Suele ser diagnosticado en el primer año de vida.

Epidemiología

Glaucoma de ángulo abierto:

  • Es la forma más común de glaucoma, siendo responsable del 60-70% de todos los casos.
  • Más frecuente en la raza negra, en la que se suelen dar las formas más graves y a edades más tempranas.

Glaucoma de ángulo cerrado

Es una forma mucho más rara de enfermedad, suponiendo el 10% de los casos.

  • Es muy frecuente entre los esquimales y los asiáticos.
  • Más común en las mujeres.
  • Más frecuente en los hipermétropes.
  • Más frecuente en los ancianos
  • Más frecuente en pacientes con historia familiar de glaucoma de ángulo cerrado.

Síntomas

Glaucoma de ángulo abierto

Suele afectar a los dos ojos.

En la mayoría de las ocasiones no se producen síntomas y no hay signos precoces de la enfermedad. Si no es diagnosticado y tratado, se puede producir una pérdida gradual de la visión. Suele desarrollarse lentamente y a veces sin pérdida notable de visión durante muchos años. Cuando el paciente se da cuenta de la pérdida de campo visual, el grado de atrofia del nervio óptico es importante. Suele perderse primero la visión periférica. Si es cogido a tiempo, suelen responder muy bien a la medicación.

Glaucoma de ángulo cerrado

También conocido como agudo o de ángulo estrecho.

La mayoría de las personas predispuestas no tienen signos ni síntomas de la enfermedad, aunque si pueden presentar leves signos como:

  • Enrojecimiento ocular
  • Dolor.
  • Visión borrosa.
  • Dolor de cabeza.

Estas molestias pueden mejorar al dormir.

Cuando se instaura el glaucoma los síntomas son claros, normalmente:

  • Dolor ocular intenso.
  • Enrojecimiento por acúmulo de sangre.
  • Descenso de la visión.
  • Halos coloreados.
  • Cefalea.
  • Nauseas y vómitos.

Glaucoma infantil (congénito)

Ambos ojos están afectados en el 75% de los casos, aunque la gravedad de la afectación suele ser asimétrica.

Hay tres manifestaciones que cualquiera de ellos deben hacer sospechar:

  • Lagrimeo excesivo.
  • Fobia a la luz (fotofobia); el niño huye de la luz, se esconde en los brazos; no suele manifestarse hasta después de varios meses de vida y se suele acompañar de blefarosespasmo (constricción involuntaria de los párpados).
  • Ojos grandes: el aumento de la presión intraocular provoca en los tejidos elásticos un agrandamiento del globo ocular y, por tanto, de la córnea.

Diagnóstico

Hay que realizar un completo examen oftalmológico para conseguir precozmente el diagnóstico.

Las pruebas que se deben realizar son:

  • Gonioscopia: visualización del ángulo mediante un prisma o lente de contacto especial. Es una prueba indolora en la que se comprueba si el ángulo entre iris y córnea es abierto o cerrado.
  • Exploración del campo visual.
  • Perimetría: se mide la capacidad del sistema visual de detectar diferentes tipos de estímulos luminosos en distintas localizaciones del campo visual.>
  • Campimetría: Medida de la Presión Intraocular.
  • Tonometría: Ésta es una prueba de rutina que mide la presión del líquido dentro del ojo. Existen distintos tipos de tonometrías: un tipo utiliza una luz violeta; otro tipo usa una pequeña descarga de aire.
  • Examen del nervio óptico.

El diagnóstico precoz de la enfermedad es fundamental, pues una vez instaurado no se puede recuperar la vista perdida.

Pronóstico

La pobreza y el bajo nivel de educación se relacionan con un diagnóstico tardío en los pacientes con glaucoma, hecho que se asocia con un peor pronóstico.

En los Glaucomas secundarios, depende de la causa subyacente.

Los glaucomas de ángulo cerrado se suele solucionar perfectamente con la cirugía.

El glaucoma de ángulo abierto no tiene tratamiento definitivo, pero la medicación permite conservar la visión durante largo tiempo.

El pronóstico de la enfermedad esta en relación directa con un diagnóstico precoz. Lamentablemente, la lesión del nervio óptico y la pérdida de visión producidas por el glaucoma no son recuperables. Por tanto, las lesiones que ya están establecidas no tienen marcha atrás debido a que se han desarrollado previamente al diagnóstico y al tratamiento adecuado.

Tratamiento

Actualmente no hay cura para la enfermedad; es una enfermedad crónica que requiere tratamiento de por vida, pero hay recientes investigaciones muy esperanzadoras; hay que tener en cuenta que cuando no se conoce con total seguridad la causa de una enfermedad, siempre es difícil dar con un tratamiento totalmente eficaz.

Glaucoma de ángulo abierto

El objetivo es prevenir las alteraciones del nervio óptico y del campo visual estabilizando la presión intraocular.

No es posible corregir la pérdida visual provocada por el glaucoma.

El tratamiento inicial es mediante láser (trabeculoplastia con láser de argón) o medicación. Si estos tratamientos fracasan o se espera que lo hagan, se puede considerar la "cirugía de filtración protegida".

La cirugía de filtración consiste en realizar un nuevo orificio para la expulsión del líquido del ojo; antes de la operación, le administrarán un medicamento para que se relaje y unas inyecciones alrededor del ojo para adormecerlo. Se quita un pequeño trozo de tejido de la esclerótica (parte blanca del ojo) y se crea un nuevo canal de filtración para el líquido del ojo (formación de una ampolla de filtración). Las visitas al oftalmólogo tendrán que ser frecuentes. En algunos pacientes, la operación es entre un 80 y 90 por ciento eficaz para reducir la presión. Sin embargo, si el orificio por el cual sale el líquido se cierra, tal vez sea necesario volver a operar. Tienen que tener instrucciones para que comuniquen urgentemente cualquier signo o síntoma de infección de la ampolla.

Hay una nueva técnica quirúrgica desde marzo del 2001, aproximadamente, que consiste en una trabeculoplastia selectiva con láser. Consulte con su médico las ventajas que pueda aportar.

Hay una serie de nuevos medicamentos que están produciendo un cambio gradual en el tratamiento médico:

  • Agonistas A2 adrenérgicos tópicos.
  • Apraclonidina.
  • Brimonidina. Aprobado por la FDA (Food and Drugs Administration: organismo americano encargado de autorizar los medicamentos, pruebas diagnósticas y terapéuticas, etc. para su uso humano) el 26 de marzo de 2001 con el nombre de Alphagan®. Las lentes de contacto desechables de uso diario, se utilizan también como vehículo medicamentoso, siendo preferidas a otros tipos de Lentes de Contacto por su menor precio. En un estudio se vio que las lentes de contacto son capaces de absorber y liberar el tartrato de Brimonidina.
  • Inhibidores de la anhidrasa carbónica orales, tópicos: Acetazolamida, dorzolamida ( baja la PIO sin los efectos secundarios de los orales).
  • Análogos de prostaglandinas tópico. El latanoprost, reduce eficazmente la PIO durante 24H con una sola aplicación diaria; parece bien tolerado y presenta pocos efectos sistémicos.

Recientemente se ha visto que una medicación utilizada para otra enfermedad como es la Esclerosis Múltiple puede realizar una acción positiva para proteger el nervio óptico; se trata de Copaxone, que ya ha sido aprobado por la FDA para esta indicación.

Todos los tratamientos tienen sus ventajas, pero también efectos indeseables; su oftalmólogo es el más adecuado para aconsejarle sobre el tratamiento más oportuno.

Glaucoma por cierre angular

El tratamiento de un ataque agudo de glaucoma se debe iniciar de inmediato, pues se puede instaurar una pérdida de visión definitiva.

Tratamiento médico inicial

Iridotomía periférica con láser: tratamiento definitivo; el riesgo de complicaciones es extremadamente bajo en comparación con sus efectos beneficiosos.

Glaucoma Infantil (congénito)

El tratamiento es quirúrgico, y si este se realiza a tiempo, es determinante para la preservación de la visión. La cirugía es segura y eficaz. Si se operan sin demora, los niños con este tipo de glaucoma suelen tener excelentes probabilidades de buena visión.

El tratamiento suele comenzar con Acetazolamida indicada en preoperatorio de glaucoma agudo de ángulo estrecho para reducir la presión intraocular.

La intervención quirúrgica no siempre tiene éxito, incluso repetida varias veces. El tratamiento a largo plazo en los niños en los que la operación no tuvo éxito consiste en medicación. Incluso si la operación parece eficaz, estos niños deben ser controlados indefinidamente (varias veces al año al principio y luego al menos una vez al año de por vida), ya que puede volver a aparecer una tensión elevada.

Después de una operación con láser se tienen que seguir tomando las medicaciones prescritas para controlar y mantener la PIO, aunque es probable que sea necesaria menos cantidad.

Revisiones

La frecuencia de las revisiones en los pacientes que tienen una elevada presión intraocular depende en gran parte de los factores de riesgo adicionales que tenga:

  • Edad.
  • Raza.
  • Historia familiar.
  • Miopía.
  • Diabetes.
  • Tratamientos prolongados con corticoides.
  • Enfermedades cardiovasculares.
  • Traumatismos o intervenciones quirúrgicas oculares.
  • Antecedentes familiares de glaucoma.

La frecuencia de las revisiones puede variar de semanas a años dependiendo si el paciente tiene glaucoma o riesgo, grado de respuesta al tratamiento.

Es conveniente tomar fotografías seriadas del nervio óptico para determinar si avanzan las lesiones.

Medidas preventivas

Toda la población es de riesgo, pero hay ciertos colectivos que deben prestar especial atención y someterse cada 1 - 2 años a una completa exploración oftalmológica:

  • Afroamericanos.
  • Mayores de 60 años. A partir de los 40 años, en el examen de la vista debe medirse la presión intraocular.
  • Antecedentes familiares.
  • Uso de esteroides.
  • Lesión ocular: glaucoma traumático.
  • Si es diabético o tiene historia familiar de glaucoma, debe se revisado periódicamente.

Rehabilitación

Ejercicio Físico

Foto: Dos personas montando en bicicletaHay alguna evidencia que sugiere que el ejercicio físico regular puede reducir la presión intraocular y puede ser un elemento positivo para oponerse a otros factores de riesgo como pueden ser la diabetes y la hipertensión arterial.

En un estudio reciente con personas con glaucoma que habían realizado ejercicio con regularidad durante tres meses, vieron reducido su presión intraocular en un 20%. El ejercicio consistía en realizar durante una semana cuatro tiempos de 40 minutos. La reducción de los niveles de PIO se perdía si se suspendía el ejercicio durante dos semanas.

El practicar un ejercicio regular puede ser útil en la prevención de pérdida visual debido al glaucoma, pero sólo su médico puede evaluar los efectos que provoca en su presión intraocular. Algunas formas de glaucoma son más sensibles que otras al ejercicio.

Medicina alternativa

Remedios Homeopáticos

La homeopatía es el método terapéutico basado en la aplicación de una ley farmacológica denominada ley de los semejantes o principio de similitud. Esta ley fue enunciada por Hahnemann en 1796 en su ensayo sobre un nuevo principio para descubrir las virtudes curativas de las sustancias medicinales. Considera que para curar determinadas afecciones crónicas, se deben buscar remedios que provoquen normalmente en el organismo humano una enfermedad análoga, lo más semejante que sea posible". El principio de la semejanza se transforma en: "todo producto que, administrado en dosis elevadas, a un hombre de buena salud le provoca determinados trastornos, puede en dosis bajas, hacer desaparecer estos mismos trastornos en el hombre enfermo".

Existen cepas homeopáticas que ayudan a reducir el exceso de tensión como Phisostrigma Venenosus, Aurum, etc. y fórmulas compuestas. En cualquier caso son complementos a los fármacos convencionales, que no aconsejamos abandonar.

Reflexología

En los pies y las manos se encuentran situados "puntos reflejos" que corresponden a cada órgano y parte del cuerpo. Cuando nos enfermamos o nos sentimos estresados estos puntos se vuelven dolorosos como resultado de las toxinas que acumulan. Esas toxinas causan bloqueos que impiden a las energías de nuestro organismo circular con fluidez. Los reflexólogos tratan estos puntos o zonas, liberándolos de la congestión y bloqueos, contribuyendo a que el cuerpo recobre su equilibrio y armonía. Al estar representados en los pies todos los componentes del cuerpo, consideran que pueden realizar alguna acción beneficiosa también en el caso de glaucoma.

Acupuntura y Medicina Naturista

Un médico holandés, mediante combinaciones de diferentes métodos de acupuntura ha descubierto nuevos puntos en el cuerpo, que, según su opinión, podrían ser eficaces contra las enfermedades de los ojos. El argumento más sólido es que los métodos naturistas se aplican en aquellas enfermedades en las que los métodos tradicionales no han conseguido una curación completa. Consideran que no hace ningún mal y siempre es posible impedir el empeoramiento de la enfermedad.

Las enfermedades más frecuentes tratadas con acupuntura son el glaucoma, las cataratas, la degeneración macular y otras enfermedades de la retina, la hipermetropía relacionada con la edad y la miopía. También consideran que pueden ser eficaces o aportar algo en el caso de la diabetes, la retinitis pigmentosa, etc.

Para alcanzar un resultado óptimo con este nuevo método de acupuntura, los pacientes son tratados cada día de la primera semana. Según la necesidad, la acupuntura puede ser combinada con otros métodos terapéuticos naturistas como la oxigenoterapia y la homeopatía.
La acupuntura para ojos sigue siendo un tema controvertido para los profesionales que tratan a sus pacientes con métodos convencionales.

Yoga

Las personas con glaucoma deben ser enormemente precavidos con el yoga, por las posiciones que se pueden adoptar y puedan crear una mayor PIO; consulte con su médico.

Técnicas de Autodominio - relajación

Estudios que han considerado la acción de la relajación como positiva en la disminución de la PIO han generado optimismo por encontrar algunos casos de apertura del ángulo, pero más estudios se hacen necesarios para poder aseverar nada.

Alimentación

Algunos estudios encuentran una conexión entre alimentos específicos y glaucoma, pero es lógico pensar que una dieta sana y equilibrada puede tener un efecto sobre la salud de la persona en general.

Algunos estudios correlacionan el consumo significativo de cafeína en poco tiempo con una elevación ligera de la presión intraocular; sin embargo, otros estudios mantienen que no tiene ninguna influencia; parece lógico que, para asegurarse, limitar la toma de cafeína a unos niveles moderados.

Puede ser importante un buen aporte de vitaminas y minerales que puede consultar con su médico. Algunas de las vitaminas y minerales que pueden ser importantes para la vista son:

  • Zinc y Cobre.
  • Vitaminas antioxidantes C, E y A, como Beta carotenos.
  • Selenio, un antioxidante mineral.

Un déficit de vitamina E no ha demostrado que pueda provocar la enfermedad o tener influencia en ella, pero un buen aporte de ella ha mejorado el campo visual en la mayoría de los pacientes estudiados. Llamada también tocoferol, esta vitamina liposoluble esencial para el organismo es un antioxidante que ayuda a proteger los ácidos grasos. Así cuida al organismo de la formación de moléculas tóxicas resultantes del metabolismo normal como de las ingresadas por vías respiratorias o bucales. Evita la destrucción anormal de glóbulos rojos, evita trastornos oculares, anemias y ataques cardíacos.

Las cantidades de Vitamina E que el organismo necesita son las siguientes:

  • Recomendación Diaria (*RDA) 30 UI
  • Nivel Optimo (*NO)400 UI

Alimento

Cantidad

RDA

Cantidad

NO

Aceite de Gérmen de Trigo

1 cda.

30 UI

12 cdas.

400 UI

Aceite de Maíz

2 cdas.

30 UI

28 cdas.

400 UI

Leche

4 tzas.

30 UI

53 tzas.

400 UI

Aguacate

8 pzas.

30 UI

100 pzas.

400 UI

Mayonesa

30 cdas.

30 UI

400 cdas.

400 UI

Aceite de Girasol

4 cdas.

30 UI

48 cdas.

400 UI

Aceite de Oliva

17 cdas.

30 UI

230 cdas.

400 UI

Margarina

20 cdas.

30 UI

250 cdas.

400 UI

Salmón

750 g

30 UI

9.600 Kg.

400 UI

Aceite de Soya

2 cdas.

30 UI

29 cdas.

400 UI

Arándano: se anuncia a menudo como un antioxidante con efectos beneficiosos para la vista, por proteger las paredes de los capilares y de esta manera ser eficaz en la protección del glaucoma, cataratas y degeneración macular. Hay algunos datos que indican que el arándano puede mejorar la visión nocturna, pero no hay ninguna evidencia de que pueda ser eficaz ni en la prevención ni en el tratamiento del glaucoma.

Voluntarismo


El voluntarismo es un error en la educación de la voluntad. No es un exceso de fuerza de voluntad, sino una enfermedad –entre las muchas posibles– de la voluntad.

Una enfermedad, además, que a todos nos afecta en alguna faceta o en algún momento de nuestra vida. Porque, al pensar en el voluntarismo, quizá imaginamos una persona tensa y agarrotada, y ciertamente las hay, y no pocas, pero eso no quita que el voluntarismo es algo que, de una manera o de otra, en unas circunstancia u otras, nos concierne a todos.

El voluntarismo lleva a querer resolver las cosas confiando demasiado en el esfuerzo de la voluntad, apretando el paso, crispando los puños, con un fondo de orgullo más o menos velado, ofuscado por una búsqueda de autosatisfacción de haber hecho las cosas por uno mismo, sin contar demasiado con los demás.

El voluntarismo perturba la lucidez, entre otras cosas porque lleva a escuchar poco, a ser poco receptivo. Lleva a aferrarse en exceso a la propia visión de las cosas. A pensar que las cosas son como las ve uno mismo, sin darnos cuenta de hasta qué punto los demás nos aportan siempre otra perspectiva y enriquecen con ello nuestra propia vida.

El voluntarismo estropea también la espontaneidad, la llaneza, la sencillez. Lleva a querer resolver los problemas interiores también sólo por uno mismo. Al voluntarista le cuesta abrir su corazón a otros. Espera ser él quien, con su tesón y su empeño, salga de esa zanja en la que quizá se ha metido. Lo triste es que a veces no se da cuenta de que ha cavado ya mucho, y que no puede salir de esa zanja sólo por sus propias fuerzas, o que, al menos, es ridículo empeñarse en no pedir ayuda.

El voluntarista suele ser rígido, por inseguro. Tiende apoyarse demasiado en normas y criterios que respalden su inseguridad, aplicándolos de modo poco equilibrado. La autoridad y la obediencia habituales en las relaciones profesionales, la familia, etc., suele plantearlas de modo intransigente y poco flexible, poco inteligente.

El voluntarista lleva bastante mal sus propios fracasos. Tras ellos, suele retomar su abnegada lucha habitual, pero también a veces se cansa. Es entonces cuando más se manifiesta la peligrosa fragilidad de la motivación voluntarista. Es fácil que esa persona se hunda, y caiga quizá en una apatía grande, o se refugie en un victimismo o en una rebeldía inútiles, o incluso salga por otros registros inesperados y llegue a extremos que sorprenden mucho a quienes no le conocían de verdad.

El voluntarista se propone a veces metas poco realistas, en su deseo de sobresalir y llegar a más de lo que puede abarcar. Es propicio a los sentimientos de inferioridad, fruto de compararse constantemente con los demás, en un desorbitado afán de destacar frente a otros mejor dotados, lo cual siempre genera una continua referencia de frustración.

El voluntarismo, además de un error en la educación de la voluntad, es también un error en la educación de los sentimientos. Podría decirse que el voluntarista es, curiosamente, bastante sentimental. Es una persona cuya principal motivación afectiva es el sentido del deber. Una persona que tiende demasiado a echar mano de la satisfacción o el alivio que le produce cumplir lo que entiende como su deber, con un rigorismo no bien integrado en una afectividad equilibrada.

La abnegación y el afán por cumplir con el propio deber no son nada malo, evidentemente. Y las personas voluntaristas suelen ser admirables en su abnegación, en su saber sobreponerse a sus gustos, y todo eso son elementos fundamentales para llevar de modo inteligente las riendas de la propia vida. Pero a esas personas les falta, y la cuestión es esencial, aprender a modular sus gustos, educar sus gustos, formar sus gustos. El sentido del deber es algo muy necesario. Pero una buena educación afectiva ha de buscar en lo posible una síntesis entre la abnegación -pues siempre hay cosas que cuestan- y el gusto: lo que tengo que hacer, no simplemente lo hago a disgusto, porque debo hacerlo, sino que procuro hacerlo a gusto, porque entiendo que me mejora y me satisfará más, aunque me cueste.

Por eso el gran logro de la educación afectiva es conseguir —en lo posible, insisto— unir el querer y el deber. Así, además, se alcanza un grado de libertad mucho mayor, pues la felicidad no está en hacer lo que uno quiere, sino en querer lo que uno ha de hacer.

Así, la vida no será un seguir adelante a base de fuerza de voluntad. Nos sentiremos ligados al deber, pero no obligados, ni forzados, ni coaccionados, porque percibiremos el deber como un ideal que nos lleva a la plenitud.

Alfonso Aguiló

EL SINDROME DE PETER PAN


«Wendy, ¿por qué tenemos que crecer?…

Los adultos organizan el mundo en el que los niños y los piratas juegan.

Debemos agradecerles y compadecerlos por lo demás. Pobres, torpes… atrapados por el decoro, por la humillación ante las autoridades y atormentados por los sentimientos…

Olvídalos a todos. Ven conmigo adonde no tendrás que pensar en las cosas de los adultos… donde siempre seremos niños…»

Hace ya algunos años escribí un artículo titulado «Peter Pan y Wendy», que también comenzaba con esta cita del libro escrito por J. M. Barrie, en 1911.

Lo que entonces se conocía como la historia de un niño que no crece y por tanto tampoco muere, hoy en día, desgraciadamente, es el nombre de una enfermedad de tremenda actualidad:«El síndrome de Peter Pan».

¿Quién no tiene cerca a algún amigo, familiar, o compañero de trabajo, entradito en años, que no quiere crecer, y que, por supuesto, se resiste a asumir las obligaciones y responsabilidades que conlleva ser adulto?¿Cómo reconocerlos?

Según vienen advirtiendo los expertos desde hace varios años, el aumento de esta enfermedad está haciendo estragos no solo entre los adolescentes o jóvenes adultos, sino que se ha ampliado a todas las etapas de la vida adulta. Puesto que, como señala Gary Cross, profesor de historia en la Universidad Estatal de Pensilvania: «la cultura de los niños-adultos responde más a un estilo de vida que a una etapa de la vida».

Ahora se les llama kidults (kid + adult) pero fue el psicólogo norteamericano, Dan Kiley, el padre de la expresión «síndrome de Peter Pan», tras la publicación de The Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up («El síndrome de Peter Pan, el hombre que nunca crece»).

Según Kiley, estos «eternos adolescentes», aunque parezcan ser personas muy seguras de sí mismas, suelen tener unos rasgos muy característicos: «irresponsabilidad, rebeldía, cólera, narcisismo, dependencia, manipulación, y la creencia de que está más allá de las leyes de la sociedad y las normas».

Es más, son capaces de manipular y abducir a los que les rodean, como a los niños perdidos, en aras de unos negocios de éxito ilimitado, de unos proyectos fantásticos, o incluso, de un amor «ideal», sin asumir como propio los deberes y responsabilidades que estos con llevan.

Y, si las cosas se tuercen (sierre se tuercen), si no llegan los resultados esperados (nunca llegan), o si por el camino «pringa» los sentimientos de los suyos (siempre ocurre), «buscan (…) la culpabilidad de todo lo que sucede a su alrededor, en los demás, sin que nunca se sientan realmente parte del problema, y ni siquiera de la solución».

Es más, «dentro de su familia creen tener el derecho para exigir a los demás cualquier sacrificio, maniobran para que todo su entorno inmediato esté pendiente de ellos y ser el centro de atención, no toleran ni la más pequeña crítica negativa, aunque esté bien fundamentada», según publicó el Dr. Antonio Arbulú Neira, en su artículo titulado «¿Te acuerdas de Peter Pan?».

Pero estos «niños grandes» que, como en el cuento de Peter Pan y su País de Nunca Jamás, solo quieren soñar y volar, que son incapaces de amar , y que son ajenos a los efectos dañinos que su actitud y las consecuencias de los mismos pueden provocar en los demás; tienen siempre a su lado a una «Wendy» que toma las decisiones, asume sus responsabilidades , y además, le justifica ante los demás.

Unas «Wendy» que no son conscientes de que permitir a Peter Pan salir a través de la ventana, en busca del País de Nunca Jamás, para esconderse de sus compromisos, es, generalmente, la causa de muchos conflictos familiares, conyugales y sociales , que minan las relaciones y quiebran los vínculos, en muchos de los casos, de manera irreversible.

miércoles, 2 de febrero de 2011

EL CAMINO A LA FUENTE



Un aguador tenía sólo dos grandes vasijas que colgaba en los extremos de un palo y que llevaba sobre los hombros.


Una tenía varias grietas por las que se escapaba el agua, de modo que al final de camino sólo conservaba la mitad, mientras que la otra era "perfecta" y mantenía intacto su contenido.

Esto sucedía diariamente. La vasija sin grietas estaba muy orgullosa de sus logros pues se sabía idónea para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba avergonzada de su propia imperfección y de no poder cumplir correctamente su cometido. Así que al cabo de dos años le dijo al aguador:

"Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir por tu trabajo"

El aguador le contestó: "Cuando regresemos a casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino". Así lo hizo la tinaja y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo de la vereda; pero siguió sintiéndose apenada porque al final sólo guardaba dentro de sí la mitad del agua del principio.

El aguador le dijo entonces: "¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Quise sacar el lado positivo de tus grietas y sembré semillas de flores. Si no fueras exactamente como eres, con tu capacidad y tus limitaciones, no hubiera sido posible crear esa belleza. Todos somos vasijas agrietadas por alguna parte, pero siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados."

martes, 1 de febrero de 2011

Autoestima y afán por mejorar


Es preciso proponerse aspiraciones e ideales altos, pero hay que hacerlo sobre una escala de valores y de expectativas acertada. Y una buena forma de progresar en autoestima es avanzar en la propia mejora personal. El hombre puede y debe aspirar a mejorar cada día a lo largo de su vida. Se trata de una tarea que siempre produce grandes satisfacciones, y que, en cierta manera, llenará de sentido nuestra existencia.

Nunca se llegará a ser perfecto, es verdad, y por eso no debe confundirse el ideal de buscar la propia mejora con un enfermizo afán perfeccionista. Querer aproximarse lo más posible a un ideal de perfección es muy diferente del perfeccionismo, o de embarcarse en la utópica pretensión de llegar a no tener defecto alguno (o la más peligrosa aún, de querer que los demás tampoco los tengan).

El hombre ha de enfrentarse a sus defectos de modo inteligente, aprendiendo de cada error, procurando evitar que sucedan de nuevo, conociendo sus limitaciones —sin miedo a mirarlas de frente— para evitar exponerse innecesariamente a ocasiones que superen nuestra resistencia. Así, además, comprenderá mejor los defectos de los demás y sabrá ayudarles de modo eficaz.

La tarea de mejorarse a uno mismo no debe afrontarse como algo crispado, angustioso o estresante. Ha de ser un empeño continuo, que se aborda en el día a día con ánimo sereno, de modo cordial y con espíritu deportivo, sabiendo las dificultades con las que nos enfrentaremos y la importancia radical de la constancia en ese propósito.

En las dos o tres últimas décadas, la enseñanza básica de muchos países occidentales se ha esforzado por fortalecer la autoestima de los alumnos prodigando alabanzas incluso cuando los resultados eran desoladores. Se trataba, ante todo, de no desanimar. La idea era que, educando así, esas personas tendrían en el futuro muchos menos problemas, porque su elevada autoestima les impediría tener un comportamiento antisocial.

Los resultados —la terca realidad— está haciendo que sean cada vez son más los especialistas que dudan seriamente de que ése sea un buen método pedagógico, y piensan que esa falsa autoestima puede causar mucho daño. Si se pone tanto empeño en no culpabilizar a nadie y en defender cualquier opción, el resultado es que esas personas acaban parapetándose tras sus opiniones y sus actos y se hacen impermeables al consejo y a cualquier crítica constructiva, puesto que toda observación que no sea de alabanza se recibe negativamente.

La conclusión parece clara: el exceso de autoindulgencia, el alabarlo todo, o relativizarlo todo, conduce a más patologías de las que evita. Decir a los hijos o a los alumnos que todo lo que hacen está bien, o que hagan lo que les parezca mientras lo hagan con convicción, o cosas por el estilo, acaba por dejarles en una posición muy vulnerable. Esas personas se sentirán tremendamente defraudadas cuando al final choquen con la dura realidad de la vida.

Como ha señalado Laura Schlessinger, es mejor basar la autoestima en logros reales. En pensar y servir a los demás, en hacer cosas que les lleven a sentirse útiles. No se trata de hacer cavar zanjas, alabar ese trabajo, y luego volver a taparlas. Se trata de avanzar en el camino de la virtud, dejar de lamentarse tanto de los propios problemas y tomar ocasión de ellos para forjar el propio carácter. Si se enseña a los niños a esforzarse por conseguir virtudes, la autoestima vendrá sola. Y si no se logra, al menos estarán viviendo en el mundo real.

Alfonso Aguilá