A amar y a disfrutar del Amor.
A confiar en el Creador y en ti.
A enfrentar tus miedos.
A entusiasmarte con la vida.
A pedir ayuda cuando la necesitas.
A permitir que te consuelen cuando sufres.
A tomar tus propias decisiones.
A hacer valer tus alecciones.
A ser amigo –a- de ti mismo.
A no tener miedo al ridículo.
A darte cuenta de que mereces ser querido-a-
A hablar a los demás de modo amoroso.
A hablar o callar según dicte la prudencia.
A amar y cuidar el niño que hay dentro de ti.
A superar la necesidad imperiosa de ser aprobado por los demás.
A no ser el paño de lágrimas de todos.
A ser consciente de tus sentimientos para que ellos no te condicionen.
A dar por que quieres, no porque creas que es tu obligación.
A aceptar tus limitaciones y tu vulnerabilidad sin enojo.
A no imponer tu criterio ni permitir que te impongan el de otros.
A que tu si sea un si sincero y también tu no. A no decir si
cuando quieres decir no y a no decir no cuando quieres decir si.
A tomar riesgos, a aceptar el cambio y revisar tus creencias.
A sanar tus heridas viejas y actuales.
A perdonarte y a perdonar.
A tratar a los demás con respeto y a no consentir que te traten con falta de respeto.
A desarrollar relaciones sanas y de apoyo mutuo.
A aceptarte y quererte tal y como eres.
A no mirar atrás para ver quien te sigue.
A crecer aprendiendo de los desencuentros y de los fracasos.
A confiar en el Creador y a pedir que se cumpla su voluntad.
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