AUTOESTIMA

martes, 15 de noviembre de 2011


Calostro, la chispa de la vida

El calostro es el líquido precursor de la leche, segregado entre los días 2 y 5 tras el parto, antes de que se empiece a producir la leche materna definitiva.
El calostro es segregado por las glándulas mamarias durante el embarazo y los días inmediatamente posteriores al parto y, que le proporciona al bebé todo lo que necesita en sus primeros días de vida fuera del útero materno.
Podemos hablar de precalostro y calostro antes de pasar a la leche de transición y a la leche madura, es decir, nos situamos al final del embarazo y en los primeros días tras el parto.

El reflejo de succión y la producción de leche

El precalostro se produce durante la gestación. Los pechos se van preparando durante el embarazo para la lactancia, y uno de los resultados es esta secreción que precede al calostro y a la leche madura.
Es una secreción mamaria en la luz de los alvéolos, compuesto por exudado de plasma, sodio, cloro, células, inmunoglobulinas, lactoferrina, seroalbúmina y una pequeña cantidad de lactosa. En los últimos meses de embarazo se pueden producir pequeñas pérdidas de calostro.

¿Qué es el reflejo de succión?

El reflejo de succión es un reflejo innato que permite al recién nacido alimentarse, reconfortarle y calmarle. Este reflejo de succión comienza ya a desarrollarse en su vida intrauterina y, dura como mínimo hasta el primer año de edad.
El reflejo de succión permite estimular el pezón, estos estímulos envían al cerebro la orden para producir la prolactina, hormona muy importante en el mantenimiento de la producción de leche. Esto es gracias a la succión del pezón, pero también es muy importante que el pecho se vacíe frecuente y completamente para poder seguir generando más leche.
La cantidad de leche irá en función del número de veces y la cantidad de leche que tome el bebé en cada toma, aunque también influyen la alimentación y el estado anímico de la madre.
Gracias al reflejo de succión del bebé, se desencadena todo el proceso hormonal para que la madre produzca la cantidad necesaria de leche y el bebé pueda desarrollarse adecuadamente.

Composición del calostro, cóctel vital

El calostro está compuesto por inmunoglobulinas, agua, proteínas, grasas, carbohidratos y otros componentes, conformando un líquido seroso y de color amarillento.
La lactancia precoz significa la toma inmediata del calostro, un cóctel inmunológico con el que la sabia naturaleza generosamente provee al recién nacido.
El calostro es como un ejército formado por células defensivas de todo tipo como anticuerpos, macrófagos, leucocitos, linfocitos, inmunoglobulinas y, especialmente adaptadas al medio ambiente del bebé, es decir, a los microorganismos de su madre y de su entorno. No hay mejor protección para el recién nacido que la toma de "su" calostro.
La máxima concentración del calostro se da durante las primeras horas que siguen al parto, a los tres o cuatro días ya no se segrega calostro, sino leche.

Calostro y flora intestinal

Cuando nace el bebé, aún no hay gérmenes en su intestino. Es a partir del nacimiento cuando comienza a desarrollarse la flora intestinal. La mucosa intestinal del neonato es muy delicada y permeable a cualquier microorganismo y, por lo tanto, muy vulnerable.
Pero el calostro está especialmente diseñado por la sabia naturaleza para proteger y estimular el crecimiento de la flora intestinal y, por consiguiente, proteger su organismo de la proliferación intestinal de microorganismos nocivos, para los que el bebé no tiene aún defensas.
El futuro de la mucosa intestinal y de su flora dependerá, de los primeros gérmenes colonizadores, y éstos, a su vez, serán distintos, dependiendo de lo que el bebé ingiera en los primeros momentos de su vida: calostro, leche artificial o, suero glucosado.
Es muy importante que su intestino sea colonizado en primer lugar por los microorganismos procedentes de su madre, para los cuales el niño dispone de las defensas que le proporciona el calostro, lo que, además, evita la invasión de otros gérmenes patógenos.
Cuando el bebé ha podido ingerir su calostro, su intestino se puebla de las beneficiosas bifidobacterias. Si, se le alimenta con leche de fórmula, las bacterias más abundantes son los colibacilos, y el niño será más proclive a padecer alteraciones de la flora intestinal y problemas digestivos, lo que tendrá consecuencias sobre su organismo en general. Por otra parte, la ingesta del calostro estimula el peristaltismo intestinal y previene la formación de tapones de meconio.

Calostro sí, Gracias

Por razones incomprensibles, pero sin duda no muy distintas de las que nos han llevado a destruir progresivamente la naturaleza, el calostro de mujer ha sido despreciado y desechado en la mayoría de las civilizaciones. Aun cuando se ha considerado vital para la salud de los animales domésticos, el calostro de mujer se ha considerado algo que el bebé no debía tomar bajo ningún concepto.
En la mayoría de los pueblos y culturas la tradición, de una forma u otra, ha dificultado el contacto entre la madre y el niño después del nacimiento, y retrasado el comienzo de la lactancia hasta después del tercer día, en el cuál la madre ya segrega la leche como tal. Durante siglos se ha privado a los recién nacidos del calostro y, en la actualidad ocurre lo mismo con la mayoría de las rutinas hospitalarias.
Hoy en día, todavía, en muchos países, no se permite al bebé el contacto con su madre durante los primeros tres días, lo que imposibilita la toma del calostro. En otros, simplemente, se retrasa la primera toma durante horas, sustituyéndola por un biberón con glucosa.
Actualmente, tanto la OMS como las asociaciones de pediatría recomiendan poner al pecho al bebé lo antes posible, y tan a menudo como lo desee.
Poco después de nacer el bebé debe estar con su madre y empezar a mamar, para así iniciar la ingesta de algo muy importante para su salud: el calostro, la chispa de la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario