AUTOESTIMA

lunes, 15 de noviembre de 2010


El polen es el producto de secreción de los órganos masculinos de las plantas, cuya función es fecundar los órganos femeninos. Por tal motivo, en su composición, se encuentran elementos indispensables para la vida.

Entre ellos, se destaca su alto contenido en proteínas, vitaminas y hormonas que favorecen el crecimiento. Además, el polen posee hidratos de carbono, lípidos complejos, diastasas y oligoelementos.

Los beneficios del polen derivan de sus propiedades depurativas, energizantes y revitalizantes. Estimula el apetito, eleva la capacidad de trabajo y baja la tensión arterial. Los efectos del consumo de polen se comienzan a notar a los pocos días, aumentando la resistencia a la fatiga y la capacidad intelectual.

Tomar polen es bueno para la anemia, ya que favorece la producción de glóbulos rojos, también ayuda a la cicatrización, por lo que está indicado en caso de úlceras. Además, es ideal para recuperar la vitalidad, razón por la cual se recomienda su consumo a personas débiles, convalecientes, estresadas, de edad avanzada y mujeres embarazadas. En los niños, el polen favorece el crecimiento.

Entre otras propiedades medicinales, el polen es útil para evitar la prostatitis. Por otra parte, hipertensión, várices, problemas intestinales y hepáticos, asma bronquial, eczemas, diabetes, trastornos visuales, estados de ansiedad, irritabilidad y nerviosismo, entre otros trastornos, también se benefician con el consumo de polen.

El polen sólo está contraindicado en personas alérgicas. La dosis de polen recomendada para adultos es de una cucharada al día, que podrás mezclar con las comidas, si te desagrada su sabor.

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