Con la llegada del frío invernal llega también la
temporada de los resfriados y la gripe, y el consumo de antibióticos alcanza
niveles insospechados.
Esto es absurdo, ya que la mayoría de las infecciones
son virales. Frente a una infección viral, los antibióticos no hacen bajar la
fiebre ni ayudan a curar más rápido, ya que no tratan la causa de la infección.
Tampoco impiden el contagio. Lo único que hacen es destruir la flora intestinal
y estimular la aparición de nuevos gérmenes resistentes a los antibióticos.
La curación espontánea
La mayoría de las infecciones virales, como por ejemplo
los resfriados, las anginas, la tos o la gripe, se curan solos. "La gripe
dura siete días con medicinas y una semana sin ellas", como dice nuestro médico de cabecera.
Mientras tanto, podemos aliviar sus síntomas con
remedios que atenúan el dolor: por ejemplo, los aceites esenciales de menta y
de gaulteria para las cefaleas o la infusión de corteza de sauce blanco para
los dolores musculares.
La vitamina C es un poderoso antioxidante -de la que
pueden tomarse varios gramos al día- hasta que los síntomas de la enfermedad se
atenúen. Reduzca la dosis si le provoca diarrea.
El aceite esencial de orégano también está indicado
contra las infecciones; cuanto mayor sea la concentración de carvacrol
(compuesto químico que se encuentra en ese aceite), más eficaz será. Pero,
¡cuidado!: el aceite esencial de orégano es extremadamente potente, lo que lo
hace especialmente... peligroso. Se puede tomar con una cucharadita de miel,
pero si simplemente por error deja caer en la cuchara dos gotas en lugar de
una, el dolor que sentirá será inmediato. Tendrá la sensación de que le están
carbonizando el paladar con un lanzallamas, y se pondrá a escupir e incluso a gritar.
Dado que el aceite puro es demasiado potente, puede tomar aceite de orégano
silvestre que haya sido mezclado con aceite de chía de alta calidad.
El propóleo como activo antimicrobiano: esta resina
fabricada por las abejas es uno de los agentes antimicrobianos con acción de
más amplio espectro en el mundo. También es una excelente fuente de ácido
cafeico y apigenina (un flavonoide), dos compuestos que estimulan la respuesta
inmunitaria.
También podrá obtener buenos resultados contra los
síntomas de los resfriados gracias a un té medicinal en el que usted mezcle
flores de saúco, milenrama (hierba de San Juan), tila, menta, jengibre y
Eupatorium perfoliatum (también conocido como eupatorio o hierba de la fiebre
arreglahuesos). Ha de beberse caliente, lo que le hará sudar y ayudará a
erradicar los virus de su organismo. Porque en efecto, frente a los virus, la temperatura elevada es su
aliada.
No haga por bajar la fiebre
Si la temperatura corporal está por debajo de 37,9° C
(tomada en la axila), creo que no se debe hacer nada para reducir la fiebre.
La fiebre es una reacción natural del cuerpo. Una
temperatura más elevada de lo normal ayuda al cuerpo a destruir los virus.
Muchos de los experimentos realizados por el profesor André Lwoff (Premio
Nobel) del Instituto Pasteur de París, mostraron que a partir de una
temperatura de 38° C ó 38,5° C, la mayoría de los virus (incluyendo el de la
poliomelitis) son inhibidos o destruidos.
Por otro lado, ciertos depósitos y sustancias tóxicas
presentes en el cuerpo se disuelven cuando la temperatura aumenta. Un acceso de
fiebre es, por tanto, una forma natural de eliminarlos (por ejemplo, los
depósitos de ácido úrico o uratos son arrastrados por la sangre y se eliminan
por los riñones).
Por lo tanto, cuando su temperatura comience a subir,
alégrese, porque significa que su cuerpo está respondiendo bien. Y tenga un
poco de paciencia… piense que el proceso de eliminar los virus no se logra en
cinco minutos.
Si la fiebre le preocupa, dígase a sí mismo que cuando
su cuerpo lo considera necesario, tiene su propia manera de hacer bajar la
fiebre. El hipotálamo, que actúa como un termostato, envía automáticamente un
mensaje hormonal a las glándulas sudoríparas para que produzcan sudor. Al
evaporarse, el sudor reduce la temperatura corporal. El hipotálamo también
influye en nuestro metabolismo para aumentar o disminuir la producción de calor
interno, provocando los escalofríos (generadores de calor) y la necesidad de
abrigarse o de ponerse más fresco.
SOS: nariz tapada
Para descongestionar los senos nasales, aumente el nivel
de humedad del aire de su habitación y vaporice en las fosas nasales una
solución salina. No hay necesidad de comprarla en la farmacia; simplemente
diluya la cuarta parte de una cucharadita de sal común en aproximadamente 200
ml de agua hervida y aplíqueselo mediante un spray nasal.
También puede tomar vapores durante unos 15 minutos
directamente de una olla en la que previamente haya hervido agua. Tápese la
cabeza con una toalla y manténgase a una distancia del agua de al menos 35 cm
para evitar quemaduras. Repita la operación tres o cuatro veces al día.
Ponga guindilla en sus alimentos: la capsaicina,
ingrediente activo de la guindilla, ayuda a limpiar las mucosas de la nariz y a
favorecer la secreción nasal (como seguramente usted notó la última vez que
mordió sin querer un chile en un restaurante mexicano...).
Olvídese del azúcar
Hay que eliminar todos los productos que contienen
azúcar refinada (incluido el chocolate), ya que puede causar inflamación en las
membranas nasales, y además su efecto sería devastador sobre el sistema
inmunológico. Esto se debe a la forma de actuar del azúcar: cuando llega a su
intestino, las bacterias y las levaduras patógenas (malas) de su flora
intestinal se lanzan sobre ella. El azúcar actúa sobre ellas como un
fertilizante, lo que desequilibra su flora y hace que su sistema inmunológico
sea vulnerable a los ataques de virus respiratorios.
La mayoría de las personas no tienen en cuenta que el
80% de nuestro sistema inmunológico está en nuestro intestino. Y ésta es la
razón por la que controlar nuestro consumo de azúcar es crucial para optimizar
nuestras defensas naturales. Lo más prudente sería limitar el consumo total de fructosa a 25
gramos al día si usted se encuentra en buen estado de salud, y limitarlo a 15
gramos al día si usted tiene hipertensión arterial, diabetes, resistencia a la
insulina o problemas cardiovasculares.
Ejercicio y un buen baño caliente
Mientras se trate de un simple resfriado y usted no
tenga fiebre, hacer ejercicio, si es posible al aire libre, reduce la
congestión nasal y fortalece su sistema inmunológico. Al volver a casa,
prepárese un buen baño caliente, que reforzará el efecto descongestionante y
mejorará la circulación en la zona de la nariz. Los efectos del ejercicio
perduran unas cuatro horas después de haberlo realizado.
Puede completar estos efectos beneficiosos tomando
líquidos… pero no una cerveza o un vino tinto, que según la creencia popular
descongestionan pero que en realidad logran el efecto contrario, sino una
infusión de efedra. Se encuentra en la sección de tés en las tiendas de
productos orgánicos, pero asegúrese de comprar Ephedra sínica, la variedad
china o india. Si usted no tiene efedra, beba por lo menos de una a cinco tazas
de té verde al día. Se ha demostrado que esta bebida es eficaz contra la gripe.
(1) Asegúrese de dejar un tiempo de infusión de diez minutos para el té verde,
a diferencia de la infusión de té negro, que necesita menos reposo.
Pero ya habrá notado que, independientemente de la
fuerza de los virus, algunas personas, sin razón aparente, sencillamente no
enferman. Y es que los resfriados y la gripe, al igual que otras enfermedades
infecciosas, no sólo son causadas por un virus. Hace falta otra causa: un fallo
en el sistema inmunitario, que hace que no pueda resistir al virus.
Las causas profundas de los resfriados y la gripe
Ambas enfermedades afectan a las vías respiratorias,
pero hay diferencias entre ellas.
Los síntomas habituales del catarro son secreción nasal,
congestión de los senos nasales, tos, dolor de garganta... Los síntomas de la
gripe suelen ser más violentos y pueden degenerar en infecciones pulmonares o
en neumonía. La gripe también afecta a las articulaciones, causando dolores
musculares que producen una sensación como de agujetas, aun cuando usted no
haya realizado ningún esfuerzo especial.
Los virus de la
gripe y de los resfriados se transmiten normalmente de una persona a
otra, pero tenga en cuenta que no es únicamente el contacto con el virus lo que
provoca la enfermedad. Como dije antes, si su sistema inmunitario funciona
bien, no tiene en principio ningún problema para destruir estos virus.
Si usted cae enfermo, es porque sus defensas están
debilitadas como consecuencia de su estilo de vida:
Usted no se
expone lo suficiente al sol y no come suficiente pescado azul, y por ello tiene
un déficit de vitamina D.
Se acuesta
demasiado tarde, después de haber consumido sustancias estimulantes o haber
pasado demasiado tiempo frente al ordenador o la televisión, por lo que después
duerme mal y por la mañana siente que no ha descansado lo suficiente.
A pesar de sus
buenas intenciones (y tal vez incluso pese a haberse matriculado en un
gimnasio), sigue haciendo muy poco ejercicio;
Usted está
dominado por emociones negativas que le provocan estrés y tensión.
Ahora que va a empezar el invierno y tiene por delante
meses de frío intenso, quiero hacerle hincapié, una vez más, en la importancia
de la vitamina D, cuya insuficiencia está en el trasfondo de los resfriados y
la gripe.
Vitamina D: la causa subyacente de los resfriados y la
gripe
La falta de vitamina D constituye hoy día una auténtica
pandemia, que afecta a más de la mitad de la población en general. Y no sólo en
los países nórdicos (donde se dice que un 90% de la población podría tener un
nivel de vitamina D insuficiente). En España, pese a tener un clima en
principio propicio para que se pueda producir una adecuada síntesis de vitamina
D por exposición solar, los niveles generales son similares. Y es que hay una
importante variación en el nivel de vitamina D entre los meses de poco sol y
los de mucho; y en estos segundos no llega a normalizarse el nivel de vitamina
D después de la caída de los primeros. (2)
La vitamina D favorece la absorción intestinal de calcio
y fósforo, y garantiza su fijación sobre los huesos. Su papel es muy
importante, incluso vital, para el correcto funcionamiento no sólo óseo, sino
de prácticamente todo el organismo. Su función es decisiva en la prevención y
tratamiento de la osteoporosis, así como en el raquitismo (enfermedad
caracterizada por una desmineralización y una deformación esquelética
generalizadas), pero también por sus efectos extraóseos, cada vez más
conocidos.
La vitamina D se produce en la piel bajo el efecto de
los rayos ultravioleta B del sol (UVB). La fobia contra el sol que existe en la
actualidad lleva a las personas a sobreprotegerse del sol, lo que tiene el
efecto de agravar el déficit de vitamina D. Un ejemplo muy gráfico de este
problema es lo que ocurre en la India, donde el raquitismo no afecta a los
niños de clases humildes, que viven al aire libre, mientras que es común entre
los niños de clases altas.
En 2009, el estudio de mayor envergadura y más
representativo sobre este problema se realizó sobre 19.000 personas. Mostró que aquellos sujetos
con niveles bajos de vitamina D tienen un riesgo significativamente más elevado
de contraer la gripe o el resfriado común, siendo el riesgo aún mayor para las
personas con problemas respiratorios, como el asma. (3)
Aumente sus niveles de vitamina D
Le recomiendo fijarse un objetivo de vitamina D en la
sangre de entre 65 y 110 ng/ml.
Para lograr este nivel, puede tomar suplementos de
vitamina D (se presenta en ampollas, jarabes y comprimidos, sola o asociada a
otros grupos vitamínicos) o comer pescado azul (el aceite de aceite de hígado
de bacalao es particularmente rico en vitamina D); pero la forma más fácil de
obtenerlo es simplemente tomando el sol.
Numerosos estudios muestran que el sol es el modo más
fácil de tomar vitamina D, y además el mejor para su salud.
Cuando usted expone su piel al sol, el colesterol que se
haya en ésta se convierte en sulfato de vitamina D3. Esta forma de vitamina D
es soluble en agua, a diferencia de los suplementos de vitamina D3 por vía
oral, que están bajo una forma no sulfatada. Por ello, la vitamina D en forma
de sulfato de vitamina D3 puede circular libremente por el flujo sanguíneo,
mientras que la vitamina D3 no sulfatada necesita una molécula de colesterol
LDL para ser transportada.
Así, la vitamina D que usted produce de forma natural
bajo el efecto del sol es más biodisponible (es decir, es mejor absorbida por
el organismo) que los suplementos de vitamina D.
La vitamina D mata los microbios
La vitamina D es un notable agente antimicrobiano:
produce de 200 a 300 péptidos antimicrobianos en su cuerpo que van a destruir
las bacterias, los virus y los hongos.
En un estudio para comprobar el efecto de la vitamina D3
comparándolo con un placebo y que se centró en niños en edad escolar y se
prolongó durante un año, los
investigadores comprobaron que la gripe A había afectado al 10,8% de los niños
que tomaban vitamina D, frente al 18,6% en el grupo del placebo. (4)
Cuándo se debe ir al médico
Las infecciones de los senos nasales, oídos y pulmones
(bronquitis y neumonía) son ejemplos de infecciones bacterianas que responden a
los antibióticos. Si usted desarrolla alguno de los síntomas siguientes, es una
señal de que puede estar padeciendo una infección bacteriana en lugar de un
virus y debe acudir a su médico:
Fiebre
superior a 37.9° C (temperatura axilar);
Dolor de
oídos;
Dolor
alrededor de los ojos, especialmente si usted tiene secreciones nasales verdes;
Respiración
jadeante acompañada de tos persistente e incontrolada;
Tos
persistente con expectoración de flemas amarilla o verdosa.
Eso es todo. Si este invierno coge un resfriado o una
gripe, sólo me queda desearle una buena recuperación. Y si tuviera que tomar
antibióticos, no se olvide de restaurar la flora intestinal tomando un
probiótico de buena calidad, una vez que haya finalizado su tratamiento.
¡A su salud!
Juan-M Dupuis
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