Un maestro de Detroit le pidió a Stevie Morris que lo
ayudara a encontrar un ratoncito que se había escapado en el aula de clases.
El maestro apreciaba el hecho de que la naturaleza había
dado a Stevie algo que ningún otro alumno tenía. La naturaleza le había dado a
Stevie un notable par de oídos, para compensar la ceguera de sus ojos.
Pero ésta fue la primera ocasión en que Stevie sintió
que se apreciaba la fineza de su oído.
Ahora, años después, dice que ese acto de 'aparente'
desprecio por su condición de no vidente, fue el comienzo de una nueva vida.
Desde aquel entonces desarrolló su don del oído, hasta
volverse, bajo el nombre artístico de Stevie Wonder, en uno de los grandes
músicos populares de todos los tiempos.
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