El éxito no sólo tiene que ver con lo que la gente
ordinariamente se imagina.
No se debe a la sangre heredada o que seas de la
nobleza, o si después de tu nombre pones siglas deslumbrantes.
No se debe a la escuela donde estudiaste o a los títulos
que obtienes.
No depende de si hablas bonito o siquiera si te ves
bonito, o si eres atractivo, joven o viejo.
No importa si eres religioso o no, o si vas a una
iglesia o templo o no.
No se debe a la ropa que usas o si gozas de un tiempo
compartido, si vas con regularidad a la frontera.
No se debe a las dimensiones de tu casa, a cuantos
coches caben en tu cochera o si estos son de último modelo.
No se trata de s eres miembro prominente de clubes
sociales.
No se trate de si sales en las páginas de los periódicos
o en los escenarios, o si las luces te siguen cuando lo haces.
No se trata de si eres emprendedor, o si hablas varios
idiomas.
No se trata de si eres jefe o subordinado, si escalaste
la siguiente posición en tu organización o estás en la ignorada base de la
misma.
No tiene que ver con el poder que ejerces o si eres un
buen administrador o ejecutivo.
No es la tecnología que empleas, por brillante y
avanzada que ésta sea.
El éxito...
Se debe a cuanta personas amas y cuantos admiran tu
sinceridad y la sencillez de tu espíritu.
Se refiere a cuantas personas ayudas, a cuantas evitas
dañar y si guardas o no rencor en tu corazón.
Se trata de si no basaste tu éxito en la desdicha ajena
y si tus logros no hieren a tus semejantes.
Se trata de cuanta personas te sonríen, y si te
recuerdan cuando te vas.
Es acerca de tu inclusión con los otros, no de tu
control sobre los demás; de tu apertura hacia todos los demás y no de tu
simulación para con ellos.
Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón; si
fuiste egoísta o generoso.
Incluye si amaste a la naturaleza y a los niños y te
preocupaste por los ancianos.
Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad
de escuchar y tu valor sobre la conducta ajena.
No es acerca de cuantos te siguen, sino de cuantos
realmente te aman.
Se trata del equilibrio, de la justicia, y sobre todo
del bien ser que conduce al bien tener y al bien estar.
Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta
y tu deseo de ser mas, no de tener mas.
Si dentro de ti existen estas bondades o características
considérate hoy por hoy un ser EXITOSO, CON MUCHA CALIDAD HUMANA.
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