AUTOESTIMA

martes, 8 de enero de 2013

UNA BUENA PELICULA: LOS MISERABLES




Con tan solo unas pocas películas, el director británico Tom Hooper ha demostrado su capacidad para meterse al público en el bolsillo. La audiencia conecta inmediatamente con su cine, y eso es algo en la actualidad difícil de conseguir para cualquier autor que se precie. Las razones de este vínculo entre pantalla y espectador probablemente haya que buscarlas en la habilidad del director para realizar un cine muy sencillo y directo, de emociones muy puras que inmediatamente consigue lo que se propone en el patio de butacas, llevando al espectador de la risa al llanto y estableciendo una complicidad absoluta con los personajes. Así ocurre en 'Los Miserables', su nueva película, una imponente superproducción que nos traslada a la época dorada del musical para adaptar una de las obras más importantes del género que ha tenido el récord de permanencia en cartel primero en el West End londinense y después en Broadway. Basada a su vez en la novela de Victor Hugo del mismo título, la película nos introduce en una Francia abatida por el hambre y la pobreza que tiene que sufrir bajo el yugo de un monarca ajeno a las necesidades de su pueblo. La Revolución Francesa no consiguió erradicar las diferencias sociales ni paliar las necesidades básicas de los ciudadanos. El film comienza precisamente unos años después, en 1815 y utiliza como leitmotiv el enfrentamiento entre dos hombres: Jean Valjean y el inspector de policía Javert, el primero un símbolo de la miseria de un pueblo que intenta escapar a su infortunio pero no puede, y el segundo una representación del poder opresor de un régimen monárquico que utiliza la tiranía y la represión para tener a sus súbditos bajo la dictadura del terror y también del poder religioso, que bajo el amparo de proteger el orden moral, era capaz de emprender las mayores atrocidades.

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