La mayoría de las dietas adelgazantes
acostumbran a incluir, junto a la descripción de cada una de las
comidas, dos palabras que pueden convertirse en un castigo para muchos:
“sin pan”. Ahora bien: ¿es tan fiero el león como lo pintan? ¿Podemos
considerar el pan una amenaza para nuestro peso ideal?
Dicen que una mentira repetida 1.000 veces acaba siendo vista como una verdad. Pues bien, algo así es lo que le debe de haber pasado a uno de los productos más básicos de nuestra dieta: el pan. Al menos, ésta es la conclusión de una investigación llevada a cabo por investigadores del Departamento de Ciencias Clínicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y publicado en la revista Nutrition Reviews. De acuerdo con este estudio, la obesidad y la grasa abdominal no guardan ninguna relación con el consumo de pan.
Ahora bien: ¿cómo han llegado los expertos a esta conclusión? Para ello, los investigadores analizaron artículos académicos relacionados con este tema y publicados durante las últimas tres décadas. De este modo, estudiaron la relación entre sobrepeso, obesidad y dietas que incluyen pan elaborado con harina refinada o integral. De acuerdo con los datos revisados, comer pan de grano entero no favorece el aumento de peso. En cambio, por lo que respecta a los hábitos alimentarios que incluyen el pan refinado, algunos estudios sí apuntan a una posible relación con el exceso de grasa abdominal.
En palabras de uno de los autores del estudio, Lluís Serra, "a pesar de que muchos profesionales recomiendan que los obesos excluyan el pan de su dieta, lo cierto es que la evidencia científica no apoya esta medida". De hecho, la mayoría de los estudios revisados consideran que el pan ni previene ni favorece la obesidad, sobre todo en el caso del pan integral.
Además, los investigadores se atreven a ir más allá, asegurando que las dietas sin hidratos de carbono "están deteriorando el patrón alimentario mediterráneo", por lo que instan a no eliminar el consumo de pan.
Dicen que una mentira repetida 1.000 veces acaba siendo vista como una verdad. Pues bien, algo así es lo que le debe de haber pasado a uno de los productos más básicos de nuestra dieta: el pan. Al menos, ésta es la conclusión de una investigación llevada a cabo por investigadores del Departamento de Ciencias Clínicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y publicado en la revista Nutrition Reviews. De acuerdo con este estudio, la obesidad y la grasa abdominal no guardan ninguna relación con el consumo de pan.
Ahora bien: ¿cómo han llegado los expertos a esta conclusión? Para ello, los investigadores analizaron artículos académicos relacionados con este tema y publicados durante las últimas tres décadas. De este modo, estudiaron la relación entre sobrepeso, obesidad y dietas que incluyen pan elaborado con harina refinada o integral. De acuerdo con los datos revisados, comer pan de grano entero no favorece el aumento de peso. En cambio, por lo que respecta a los hábitos alimentarios que incluyen el pan refinado, algunos estudios sí apuntan a una posible relación con el exceso de grasa abdominal.
En palabras de uno de los autores del estudio, Lluís Serra, "a pesar de que muchos profesionales recomiendan que los obesos excluyan el pan de su dieta, lo cierto es que la evidencia científica no apoya esta medida". De hecho, la mayoría de los estudios revisados consideran que el pan ni previene ni favorece la obesidad, sobre todo en el caso del pan integral.
Además, los investigadores se atreven a ir más allá, asegurando que las dietas sin hidratos de carbono "están deteriorando el patrón alimentario mediterráneo", por lo que instan a no eliminar el consumo de pan.
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